FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 23 de febrero de 2019

Dejad que los muertos entierren a sus muertos.


Hace tiempo que tengo escrita esta entrada, y no me he decidido a publicarla hasta hoy. El motivo es muy sencillo, no quiero hacerle daño a nadie. Por eso, después de escribirla la he leído muchas veces, intentando ponerme en lugar de los "malos" de entonces, que son los "buenos" de ahora; y de los "malos" de ahora, que fueron los "buenos" de entonces.
Y he de decir que hacer este ejercicio mental me ha dado mucha pena. No por el ejercicio en sí, sino por el lamentable hecho de sentir la necesidad de hacerlo casi 80 años después. Y esto me ha decidido a publicarlo.

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Al hilo de los acontecimientos que vivimos, me ha venido a la cabeza ese versículo del Evangelio que dice, "dejad que los muertos, entierren a sus muertos". Y se me ha ocurrido aplicarla a lo que está pasando. Diríamos entonces, dejad que los muertos entierren a su muerto..., después de haberlo desenterrado. En cualquier caso hablamos de muertos que entierran o desentierran muertos.
Si a esta cita bíblica unimos la frase de Unamuno "miremos más que somos padres de nuestro porvenir que no hijos de nuestro pasado", el macabro cuadro de la resurrección de Franco que estamos viviendo, queda completo. Los hijos del pasado, estériles para el futuro, retozan complacidos ante su tumba, buscando, en nombre de la justicia, alimentar el odio de los vivos, como diría Vicente Aleixandre,*
Tú amontonas el odio en la charca inverniza
del corazón del viejo, (y del niño, y del joven)
y azuzas el espanto
de su triste jauría abandonada
que ladra furibunda en el hondón del bosque…
Porque hacía tiempo que no se hablaba en España tanto de Franco como se habla ahora, y se hablará. Parece estar muy vivo otra vez, y en qué momento. ¡Qué momento han elegido para sacarlo de la historia y devolverlo al presente!
¡Qué inaudita torpeza política! ¡Qué ceguera! ¡Qué servidumbre del pasado! ¡Qué falta de visión del futuro! Y no es que no hubiera que hacerlo, ¡Claro que sí! aunque sólo fuera para que la Cruz de los Caídos fuera de todos los caídos. Pero en otro momento, con un amplio consenso y con el respeto que merece la gente a la que no le va a parecer bien, que también tienen sitio en la democracia. Desde luego no es el momento esta legislatura tal y como estaban las cosas al principio, tras una moción de censura; y más aún como están ahora, ante unas elecciones anticipadas. En los tiempos que corren hay otras prioridades, otras urgencias, otros riesgos mucho más importantes que el daño que la permanencia de sus restos bajo la losa pudiera hacernos, si es que pudiera hacernos alguno.
Si de verdad pensaran en lo que el ciudadano de a pie necesita, piense como piense, y fuesen libres de la servidumbre del ayer, trabajarían para construir el mañana, y no estaríamos hablando de esto.
Pero no es el caso. Como ya he dicho Los hijos del pasado, como no podía ser menos, se afanan en desenterrar a su muerto estrella, para volverlo a enterrar. Y en su inoportuna torpeza lo devuelven a la vida cuando más daño nos puede hacer, porque ahora sí puede hacérnoslo, y mucho.
Es lo que pienso. 

* El poema completo y un comentario están en una entrada de la sección literatura, publicada el 15 de enero de 2013.

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