¡Qué
difícil lo tienen los papás que quieren educar a sus hijos en libertad, habida
cuenta de que tienen que llevarlos al colegio donde pueden ser víctimas de hábiles
manipulaciones ideológicas!
Hablo
de la manipulación que supone “comerles el coco” a los niños inculcándoles
formas de pensar, incluso de hablar, del todo discutibles, y a menudo
contrarias a las de sus padres.
Ayer
mismo, viniendo del monte, escuché en la radio a una profesora que había
desarrollado un proyecto cuyo objetivo era romper estereotipos para conseguir
una sociedad inclusiva, plural, diversa y bla, bla, bla…
Habló
ella, pagadísima de su trabajo, y dos de sus alumnos, ambos chicos, cuya
comedura de coco se notaba a la legua, dando toda la pena del mundo.
Escuchaba
asombrado e indignado, cuando la individua habló de lo motivador y liberador
que su maravilloso proyecto era para los niños, las niñas y los "niñes" de su
curso. ¡¡¡!!!
No
pude evitar un violento exabrupto que se quedó en la intimidad del coche. Sus
alumnos, alumnas y "alumnes" (deberá decirse así) tenían entre 11 y 12 años, o
sea primero de secundaria.
¿Sabe
esta señorita que a esa edad la identidad sexual está en plena formación? ¿Sabe
esta señorita que si mal está interferir en ese proceso con planteamientos machistas igual de mal está hacerlo con planteamientos
feministas? ¿Sabe esta señorita que ante todo un docente debe respetar el
desarrollo natural y la libertad de sus alumnos?
Lo que
hay que hacer es dejar que jueguen a lo que quieran y con quien quieran, dejar que
descubran la amistad con quien sea, dejarles que estudien tranquilos, facilitar
el encuentro con sus padres, y no el enfrentamiento. En resumen, dejar que la
naturaleza siga su curso en un entorno de seguridad, cariño y libertad.
El
final de la obrita de teatro era la bronca entre un niño y su padre al que le gritaba que era gay, con
once años. Y le echaba en cara, a gritos, a su padre, que nunca le había
hecho caso porque a él le gusta escribir poesías, mientras que a su otro hermano,
muy macho él, si le demostraba cariño y aprecio desde siempre.
Repito.
¡Qué
difícil lo tienen los papás que quieren educar a sus hijos en libertad, habida
cuenta de que tienen que llevarlos al colegio donde pueden ser víctimas de
hábiles manipulaciones ideológicas!
¿Verdad?
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