FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 14 de enero de 2017

El sueño de una Europa unida.


Pensaba en Europa el otro día, ante la sede de la Comisión Europea, en Bruselas. Ondeaban las banderas en el aire helado, recortándose sobre un cielo azul poco frecuente  en aquellas latitudes, en esta época del año.
Y me sentí europeo. Y deseé que el sueño de una Europa fuerte, diversa y unida, abierta al mundo, sea una realidad cada vez más cierta y más sólida.
Y pensé en las grandes dificultades a las que nos enfrentamos para llegar de verdad a esa Europa. Y en la urgencia de hacerlo, porque no pude evitar un escalofrío ante el inminente e inquietante acercamiento entre Putin y Trump; en la yihad islámica; en el coloso chino; en el mundo latinoamericano; en la olvidada África.
Putin y Trump, los extremos que se tocan. La yihad islámica, anclada en una Edad Media bárbara. El coloso chino, al margen de los más básicos derechos humanos. El mundo latinoamericano, en pleno desarrollo. África, abandonada a su suerte tras el expolio.
Y en este mundo, Europa puede y debe ser una luz, una guía, por la que caminar hacia un nuevo orden mundial. ¿Quién si no? Pensémoslo, ¿quién si no?
Pero para poder cumplir esta misión, Europa debe estar cada vez más unida, respetando y valorando su extraordinaria diversidad, pero más unida. Una unidad política y económica que la haga capaz de afrontar con éxito los grandes retos a los que se ha de enfrentar, por el resto del mundo y por su propia supervivencia.
Por esto mismo me ratifiqué en mi oposición frontal a los separatismos, pues los entiendo como una involución histórica de consecuencias devastadoras. Pienso que Europa debe dar una respuesta conjunta y coherente a este problema. En Bélgica, a Flandes. En Alemania, a Baviera. En España a Cataluña y Esukadi. En Italia, al Véneto y “Padania”. Y como Europa, al Reino Unido, tras su lamentable y vergonzosa decisión de salir de la Unión.
Las causas de estos movimientos separatistas respecto a los estados actuales, y el que llevó al "brexit" en el caso de Gran Bretaña, pienso que son de carácter emocional y a la vez racional. En el ámbito emocional hay poco que hacer, en el racional sí. Hay que desenmascarar sin complejos, las ocultas motivaciones que alientan estas actitudes, porque suelen estar margen de todo principio ético, de cualquier planteamiento solidario. Mayor bienestar económico, que no se desea compartir, o la triste incapacidad de superar viejas agravios históricos.
En una Europa unida, es perfectamente asumible, más aún necesaria, la riquísima diversidad cultural y lingüística de todos sus pueblos. Y esto es compatible con una unidad política y económica cada vez más fuerte. Un estado autonómico como el español, o uno federal como el alemán, son capaces de responder a esta unidad desde la diversidad, garantizando la solidaridad en cada  estado, y como consecuencia en Europa.
Me apunto a los que suman, porque multiplican y nos hacen a todos más fuertes. Me preocupan y me asustan los que restan, porque dividen, y a la postre nos hacen a todos más débiles. 
Y como he dicho, pienso que es Europa quien debe dar una respuesta clara a estos movimientos involucionistas que, al margen de los signos de los tiempos, contra los principios éticos más básicos, y de un modo absolutamente desleal, ponen a los estados democráticos en una situación imposible y a la propia Unión Europea en un callejón sin salida.
Espero que al menos en esto, Europa esté a la altura. En otras muchas cosas no lo ha estado, no lo está. Aun así, creo y espero en Europa.

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