La
tormenta llegará a las seis de la tarde, decía un buen hombre a su amigo
mirando atentamente el móvil. Y yo pensé, sí, como si fuera un tren.
Evidentemente
no llegó ninguna tormenta ni a las seis, ni a las siete, ni a los ocho…, vamos
que el cielo estuvo azul todo el día y el atardecer fue tibio y plácido.
Vaya
por delante que entiendo lo difícil que es predecir la compleja dinámica de la
atmósfera, pero aun así pienso que los partes meteorológicos deberían meditarse
más antes de publicarlos; aunque solo sea por las consecuencias que para la
hostelería entre otros sectores tienen los errores de predicción.
El año
pasado, en Pirineos, de todas las tormentas anunciadas, muchas, disfruté solo
de dos o tres. Lo mismo pasa en Valencia; si todas las veces que dicen que va a
llover, lloviera, esto sería un vergel, verde como la mismísima Galicia.
Me da
la sensación de que falta algo así como una variable que se podría llamar
reconocimiento de errores. Que hubiera un cierto feed-back. No se puede decir
va a haber tormenta todos los días, que no ocurra casi ninguno, y que se siga
diciendo lo mismo jornada tras jornada.
Ya
digo que reconozco lo complejísimas que son las predicciones en meteorología, pese a todos los medios que
tienen, pero cuando el error se convierte en norma, algo pasa. Y esto sucede en
dos lugares bien diferentes que son los que más conozco, Valencia y el Pirineo.
La
consecuencias, aparte de los daños a la hostelería, son peligrosas sobre todo en la montaña, en la medida en que la gente, harta de quedarse en el pueblo o cambiar de planes por lluvias o
tormentas que nunca llegan, pasan de partes y se echan al monte en plan sea lo
que Dios quiera.
Sólo
digo que este problema existe. No se la solución. Quizás atreverse a decir,
mañana ni se sabe qué va a pasar con el tiempo. Es decir, cuando cada modelo
dice una cosa, reconocer nuestras limitaciones estableciendo un parte estándar que dijera algo así como día
impredecible, haga usted lo que crea oportuno; y si puede, pregúntele al agricultor o
pastor más próximo y entrado en años, cuantos más mejor, que no suelen equivocarse.
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