FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 23 de diciembre de 2014

Un final redondo.

Este es el tarrito.
Hay historias que tienen finales inesperados. La que os conté del alumno que me enseñó y quiso regalarme ese precioso cráneo de pajarito, historia que reproduzco a continuación para que no tengáis que buscarla, tuvo ayer su final redondo.
Al acabar la última clase antes de las vacaciones, felicité las Navidades a “mis bichos”, y mientras salían al patio, era la hora del recreo, mi alumno vino a la mesa y muy discretamente, me entregó el tarrito con el pequeño tesoro envuelto en algodones y me dijo, es un regalo de Navidad ¡Feliz Navidad!
Y entonces sí lo acepté, ¡cómo no! Nos dimos la mano, le di las gracias y le deseé también unas muy felices Navidades.
Final redondo. No sabe él, con los tiempos que corren y los vientos que soplan, el alcance y la profundidad de su gesto.
¡Gracias chaval!,  de verdad, gracias.

            Y que Dios te bendiga.


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Leyendo en lengua el librito de Cipi con mis alumnos, al acabar la clase, uno de ellos me dijo que si quería que trajera al “cole” el cráneo de un pajarito que había encontrado, para enseñármelo. Le dije que sí, claro.
El próximo día que nos vimos me lo trajo en un tarro de cristal, envuelto cuidadosamente en algodón. Era precioso, perfecto. Muy bien conservado. Me dijo que lo había encontrado en un nido que había visto en un árbol junto con todo el esqueleto, pero que al intentar cogerlo se le desmontó. Sólo pudo salvar lo que tenía ante mis ojos.
Le dije que me gustaba muchísimo. Que era una pasada. Y quiso regalármelo, a lo que yo me negué diciéndole que lo había encontrado él, que era suyo y que lo conservara con cuidado, con cariño, como lo estaba haciendo.
Y me pareció todo muy bonito.
Me pareció muy bonito que el chavalín anduviera entre los árboles, que encontrara el nido, que salvara ese delicado recuerdo de una vida, que lo envolviera entre algodones, que se lo enseñara al “profe” y que quisiera regalárselo.
Si os fijáis en esta sencilla cadena de acontecimientos, que tan fácilmente pueden pasar inadvertidos, hay hermosas actitudes como acercarse a la naturaleza, fijarse en ella, tener la sensibilidad de coger y cuidar algo tan delicado y frágil como este cráneo, de conservarlo y al fin de desprenderse de él para dárselo al “profe” con el que ha compartido, leyéndola, la historia de un pajarito.
De verdad que me pareció muy bonito. Vivir experiencias así es para mí un privilegio, y tener la capacidad de gozarlas una bendición.
Fijaos lo mucho que tengo que agradecerle a mi alumno.
¡Gracias chaval!

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