FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 10 de julio de 2016

Gracias, amigo Juancho.


           Amigo Juancho:

Cuando has escrito en Facebook: “Gracias Jesús por llevarme contigo a las montañas cuando yo tan sólo tenía 13 años. Gracias por todo lo que me has enseñado, por haberme hecho partícipe de tu pasión -que también es la mía-, la de disfrutar de las montañas cuidando la naturaleza y respetándola en todas sus vertientes”.
Y cuando luego has escrito también, “y gracias Diego por este “finde” montañero, que seguro no será el último. ¡Has superado con nota el curso de iniciación al montañismo!” estabas, quizá sin saberlo, respondiendo a una de las más profundas inquietudes de Russell que es también una de mis inquietudes “existenciales”.
Dice en su libro Recuerdos de un montañero, “Si mis exploraciones han sido inútiles a la ciencia, que se me permita decir, en mi defensa, que es por mí, y no por los demás que me he dedicado a esto. Era una vocación; la he seguido.”
Yo, parafraseándolo, podría decir, si mis ascensiones han sido inútiles a la ciencia, y no solo a ella, sino a todo lo demás, que se me permita decir, en mi defensa, que es por mí, y no por los demás que he dedicado gran parte de mi vida a esto. Era una vocación; la he seguido.
Y ha sucedido que, siguiendo esta vocación que sentí ya desde muy niño, he encontrado un sentido a la vida, un camino a la felicidad que, al colmarme plenamente, me ha llevado a compartirlo con los demás.
Yo he sido y soy feliz en las montañas. Y compartir esa felicidad con toda esa gente que la vida a puesto en mi camino y a la que quiero, es un impulso natural al que doy rienda suelta y que me llena de satisfacción y secreto orgullo.
Por eso Juancho, cuando he visto la intensa alegría con la que has vivido el encuentro de tu hijo con la montaña, justo 25 años después de tu primer tresmil ¡y qué primer tresmil!, me haces sentir muy feliz.
Me alegro mucho por Diego, tu hijo; por ti, mi amigo; y por mí mismo, porque me dices con tus palabras que mi amor a las montañas no ha sido estéril, no ha acabado en mí, sino que ha dado fruto. Y pensar que esa felicidad, ese bienestar, esa paz que yo he encontrado allá arriba, tú también la has descubierto y se la has regalado, gozoso, a tu hijo, es para mí un regalo que me llena de intensa satisfacción. De verdad.
Hago plenamente mías las palabras de Russell justificando su vocación montañera, “No me arrepiento; es con la mano en la conciencia y en el  corazón que yo puedo gritar ¡que sean tres veces bendecidas, las horas y los años que he pasado en estas regiones serenas y luminosas de donde siempre se vuelve más puro y más feliz. Han sido las más puras y las más inocentes de mi vida!”
Y tú has llevado a tu hijo allí, a esas regiones serenas y luminosas, a donde yo te llevé hace ya muchos años. Y habéis vuelto, como diría el conde, más puros y más felices. ¡Qué más puedo pedir!

NOTAS:
1ª Me he permitido, ya has visto, publicar en esta entrada, una foto tuya, cuando acampamos en la Pleta de la Vall.
2ª Me voy a permitir también publicar, este miércoles, las fotos que hice el 13 de julio de 1991, cuando se cumplirán 25 años de la ascensión al Balaitús.



Acampada en la Pleta de la Vall. ¿Te acuerdas?
"Torrá" en Remuñe. ¡Qué tiempos aquellos!

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