FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 30 de julio de 2016

Su primer tresmil.



Es normal y bueno que aquello que nos gusta queramos compartirlo con la gente a la que queremos. Y parece que cuando lo hacemos nos guste más todavía.
Y además, si aquello que nos gusta sabemos que es bello, que es bueno, que tiene sentido de verdad para nosotros, la satisfacción de compartirlo es aún mayor.
Y esto es lo que le ha pasado a mi amigo Jose. A ti y a tu hijo va dedicada esta entrada que pensé escribir en cuanto enviaste a Isabel esas fotos de vuestra ascensión al Taillon. No he podido hacerlo antes. Mis “obligaciones” montañeras no me dejan un minuto libre.
Hace ya tiempo, tuve el privilegio de verte descubrir los Pirineos. Primero te impresionaron, incluso creo que te dieron algo de miedo. Luego fuiste entrando en ellos despacito, con humildad. Finalmente te entregaste entero, en cuerpo y alma.
Lo tuyo se pareció mucho a un bañista que se acerca a la orilla, contempla el mar y…

entra despacio,
temeroso, con mucho amor y recelo al agua,
introduce primero sus pies en la espuma,
y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.
Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.
Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,
y avanza y levanta espumas, y salta y confía,
y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

Eso te pasó a ti con las montañas. ¡Qué bien lo describe Vicente Aleixandre, en su poema En la plaza!
Y claro, el paso siguiente ha sido compartir esa experiencia con una de las personas que más quieres en el mundo, con tu hijo Fran. Le has llevado de la mano a ese mundo maravilloso que tanto amamos. Y has sido feliz viéndole a él feliz.
El Taillon, su primer tresmil con seis añitos. La marcha de aproximación, la noche en el refugio, el asalto a la cima. Mochila, cantimplora, algo de  comida, cuerda, crampones, piolet, la ropa de abrigo…
Y luego la victoria. La victoria sobre uno mismo, no sobre la montaña. La montaña es invencible, aunque la “conquistemos” mil veces. La victoria siempre es sobre nosotros. Y el goce de la contemplación del mundo desde allá arriba, de esa satisfacción íntima de haberlo logrado, de los “placeres mundanos” de regreso al valle, que también tienen su sitio.
Todo esto y más le has enseñado a Fran. Sigue enseñándole, acompañándole, ofrécele ser tu compañero de cordada, tu mejor compañero de cordada. Y pronto a Marta. Sea ella también tu mejor compañera de cordada. Y con lnma, los cuatro juntos, sed felices en las montañas largos años.
Toda una vida por delante. Yo ya tengo una vida por detrás digamos que considerable, por eso, y ahora te hablo a ti, Fran, ¡qué sana envidia me das! ¡Cuántas jornadas montañeras te esperan! Vívelas a tope, disfruta, sé feliz. ¡Ojalá esa semilla que tu padre ha sembrado en ti crezca vigorosa! Compártela con tu hermana y agradéceselo también a mamá, que es feliz, como papá, en las montañas.
¡Enhorabuena chaval! De verdad. ¡Enhorabuena a todos!

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