Aunque
parezca mentira poco tiempo tengo para escribir en el blog, tarea esta que me
gusta y al menos a mí me resulta útil, pero ha habido una noticia recientemente
que me ha preocupado tanto la noticia en sí como el tratamiento que le ha dado
el periódico en el que la leí.
Vaya
por delante que desde las últimas elecciones generales me he desconectado casi
del todo de los medios de comunicación, de todos, así que es posible que
alrededor del asunto haya habido cierta polvareda mediática que desde luego
desconozco.
Hablo
de un Corán y una bandera blanca que con la famosa frase "No existe un
Dios salvo Alá y Muhammad es su mensajero" escrita en árabe, apareció
junto a la Señera en el mástil de las Torres de Serranos, un día de estos
después de comer.
Tras
la exposición de los hechos, el periódico decía que la policía investigaba para
localizar a los autores del acto vandálico.
Ante
esto hice la siguiente reflexión.
Primero
pensé que eso no es un acto vandálico, al menos según entendemos la mayoría por acto vandálico.
Creo que hay que cuidar las palabras cuando pueden resultar hirientes u
ofensivas agravando así situaciones ya de por sí delicadas. Actos vandálicos
hay muchos, perpetrados por iluminados, radicales, descerebrados, gente
aburrida, niñatos sin oficio ni beneficio, o ciertos jóvenes cuando van de eso que ellos llaman
fiesta.
Pero
lo de las torres yo no lo veo como acto vandálico (aunque quizá sea esa la
forma legal de definirlo) sino como una provocación, como un intento de sembrar
miedo, desconfianza, división. Porque ese es, sin duda, el objetivo que
perseguían quienes lo hicieron.
Y aún
me vino otro pensamiento más inquietante. Tras ese objetivo pueden estar
musulmanes radicales o grupos anti-islámicos que paradójicamente buscan lo
mismo. Enfrentarnos. Sembrar odio y miedo al que viene de fuera y es diferente.
Romper la coexistencia pacífica.
Desde
luego que la torpe política de inmigración del Gobierno abona el terreno para
que actos como estos, vengan de donde vengan, puedan provocar graves incidentes
que deriven en conflictos de difícil resolución. Conflictos que nos harían
mucho daño a todos. Por eso hay que ser muy críticos con todo lo que a través
de los medios, internet incluido, nos llega sobre estas cuestiones. “La sang al
zero”, como dicen en valenciano.
O sea
que muy mal. Muy mal por quienes lo hicieron, fueran quienes fueran, y muy mal
por el periódico que debería medir mejor sus palabras para no echar más leña a
un fuego que podría convertirse en un incendio devastador.
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