FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 7 de febrero de 2024

No es cuestión baladí.


 

He encontrado un huequecito para escribir y voy a aprovecharlo para hacerlo, una vez más, en favor de la naturaleza, del medio ambiente, de la casa común.

En el pequeño collado que hay bajo mismo del castillo de Serra, pusieron, hace ya algún tiempo, dos mesas con sus respectivos bancos para que la gente pudiera sentarse, comer algo, charlar, descansar. Pues bien, ayer mismo observé la basura acumulada en la ladera de la montaña que hay junto a ellas. Y más aún, los restos recientes, en la foto de la entrada, de alguien que había estado comiendo fruta allí.

Estoy muy cansado, muy harto de ver, y cuando puedo recoger, la basura que otros echan por todas partes. Y no hablemos de los botes y las botellas que jalonan los caminos, o los envases de “marranás” energéticas que ciertos deportistas siembran a su paso.

No es cuestión baladí. Quien hace eso demuestra no tener la más mínima conciencia medioambiental, el más mínimo respeto por la naturaleza en la que, y de la que vive. Y no son pocos.

Si a esto le añadimos el desastre climático que está cebándose con nosotros desde haces meses llevando al monte y al campo a una situación límite, el panorama es desolador.

Urgen acciones serias para salvar la naturaleza que nos envuelve. Pero para ello habría que tomar medidas personales, aparte de sociales y políticas. ¿Pero qué medida personal va a tomar quien tira basura sin ningún escrúpulo? ¿Cómo esos individuos van a apoyar acciones sociales o políticas en defensa del medio ambiente cuando están demostrando su desinterés y su falta de conciencia por el cuidado de la casa común?

La basura que riega nuestros campos y montes es un claro y triste indicador de lo poco que en realidad importa a demasiada gente el medio ambiente. Hay otros, pero no voy a entrar ahora en el berenjenal de las carreras y bicis de montaña, otro indicador que apunta en la misma lamentable dirección tal y como se está desarrollando.

No, no es bonito lo que está pasando, y menos por estas tierras que parecen estar sufriendo una maldición bíblica. No ha habido invierno, no llueve, siguen los vientos secos, campos abandonados, basura, senderos destrozados, la angustiosa amenaza del fuego… Y poca conciencia de lo que está ocurriendo.

Como ya he dicho, desolador.

Pero no quiero acabar esta entrada, tras casi tres semanas de silencio, de un modo tan triste. Voy a hacerlo con unas preciosas palabras llenas de esperanza del papa Francisco en su encíclica Laudatus sí.

243. Al final nos encontraremos cara a cara frente a la infinita belleza de Dios (cf. 1 Co 13,12) y podremos leer con feliz admiración el misterio del universo, que participará con nosotros de la plenitud sin fin. Sí, estamos viajando hacia el sábado de la eternidad, hacia la nueva Jerusalén, hacia la casa común del cielo. Jesús nos dice: «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5). La vida eterna será un asombro compartido, donde cada criatura, luminosamente transformada, ocupará su lugar y tendrá algo para aportar a los pobres definitivamente liberados.


29 litros en 149 días.

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