El
odioso y maldito viento de poniente, que no nos quitamos de encima, y que
siempre nos trae desgracias, está haciendo que sea muy difícil controlar el
incendio de Valencia. Un edificio de 14 plantas y otro colindante ardiendo por
los cuatro costados.
Ojalá
hayan podido salir todos los vecinos a tiempo, aunque me temo que no habrá sido
así, lo que supondrá una tragedia para mucha gente y para toda la ciudad de
Valencia. Una tragedia mayor que perderlo todo, que ya es duro.
. Reconozco que estas cosas me afectan. Y como siempre, y una vez más, me hago la pregunta ¿por qué?. El silencio como respuesta. Y la oración.
¡Ojalá hayan salido todos!
33 litros en 164 días.
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