Visto
el panorama político de nuestro país, desde hace ya tiempo, me cuesta escribir
sobre este tipo de cuestiones. Lo que ocurre es que a veces, viene tan alta la
ola que no me resisto a hacerlo. Y aunque sigo, por salud física y mental,
bastante desconectado de los medios de comunicación, hay cosas que me llegan
muy a mi pesar.
Y como
caracolillo que asoma prudentemente su mollita fuera de su concha me asomo y
veo lo que pasa, o lo que dicen que pasa. Y va y me encuentro con esto, con la patética
e histriónica situación que estamos pasando estos días.
Por
eso, el citado caracolillo, que soy yo, va a volver a meter su mollita en la
concha pues el panorama con el que me he encontrado me da tanta rabia, tanta
vergüenza, tanta indignación y sobre todo, tanto miedo, que concluyo que lo
mejor es callar. Al menos de momento.
Solo
digo que el último numerito del Maquiavelo que tenemos en La Moncloa entra ya
de lleno en el esperpento valleinclanesco o en el realismo mágico de la
literatura hispanoamericana. Y la respuesta de sus correligionarios y de sus
devotos seguidores, no le va a la zaga.
Y ya
he dicho mucho.
65 litros en 229 días.
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