Es
esta una larga y bonita ruta de todo un día; y exigente, pues 35,16 kilómetros
y un desnivel en ascenso de 595 metros, no son cualquier cosa. Pero es tan variada
y espectacular que se hace corta. Además, en cada época del año es diferente.
En verano, cuando más dura resulta por el calor, os solazaréis en dos fuentes
de abundantes y frescas aguas, un arroyo inesperado, y los colores de los
campos, las rocas, los chopos y los pinos. En invierno es parecido, pero más
húmedo, y con las nieves del Javalambre como telón de fondo. Y en primavera y
otoño es una increíble fiesta de colores.
Saldremos
de la aldea de Ahillas*, donde en una pequeña bodega podréis comprar un muy buen
vino. La pista, en buen estado, sale en dirección este, ascendiendo hasta
llegar a otra que seguiremos a la izquierda en un paraje llamado Era Tare. Y
andaremos y andaremos entre pinares y cultivos hasta llegar a una rambla que en
otoño es un prodigio de color.
Cruzaremos
la carretera que va de La Yesa a Chelva, pasando por Ahillas. A partir de ahí,
el camino empieza a subir por una pendiente, a ratos fuerte, bordeando por el
sur una montaña llamada El Cabezo. El panorama se dilata y las rocas, surgiendo
entre pinos, cobran protagonismo, mientras atravesamos una cantera abandonada
que nos regala extrañas formas, colores y texturas, fruto de la erosión en un
terreno restaurado a medias.*
Tras
la cantera sigue el buen camino hasta una fuente umbría y de frescas aguas
donde podremos llenar cantimploras y descansar para reanudar el camino hacía
Alpuente que ya habíamos visto hace tiempo, pero al que tardaremos en llegar.
Las vistas son extensas y extrañas.
Y
cuando nos parezca tener el pueblo al alcance la mano, un profundo barranco nos
obligará a alejarnos de él para llegar a la aldea de Las Eras, que cruzaremos
bordeando un sonoro torrente y por la que llegaremos a la carretera que nos
llevará enseguida a Alpuente. Buen sitio para comer, previa reserva si es fin
de semana.
Tras
la comida atravesaremos el pueblo, muy digno de ser visitado detenidamente, y
saldremos a una cruz elevada ante un paisaje inmenso y soberbio. Junto a ella
arranca el camino que, tras varios desvíos y pasando por hermosos rincones, nos
llevará al impresionante barranco de Arquela; amplio, cubierto de pinares y
cultivos y con un arroyo que lo cruza íntegramente, con pequeños rápidos y
alguna que otra cascada. Y a mitad de su recorrido, otra fuente y una buena
sombra nos invitarán a un agradable descanso.
Seguimos
avanzando hasta que el barranco, ante nosotros, empieza a estrecharse, lo
cruzamos y tomamos una buena pista que en fuerte subida nos devolverá a
Ahillas. Esta última subida, cuando ya llevas más de treinta kilómetros a la
espala se hace de notar.
Siempre
que he hecho esta magnífica excursión he salido tempranito para llegar a
Alpuente a la hora de comer. También se puede no comer en el pueblo y hacer un
tentempié en cada fuente.
Las
fotos que comparto a continuación son de primavera. Las de otoño podéis
imaginarlas, o mejor, hacedlas vosotros mismos.
*Ahillas:
La ruta más rápida es Liria, Chelva y Ahillas. 67 kilómetros.
*La
última vez que hice esta excursión, el camino en la zona de la cantera estaba
en obras. No sé si para arreglarlo, pues estaba muy mal, o para reabrir la
explotación. En este último caso, imagino que no cortarán el camino.
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Camino después de Era Tare. |
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El Cabezo. |
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Panorama al sur bordeando El Cabezo. |
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Paredes de El Cabezo. |
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Alpuente.
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Fuente antes de Alpuente. |
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Camino hacia Alpuente. |
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Arroyo de Las Eras. |
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Las Eras. |
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Alpuente.
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Cruz a la salida de Alpuente. |
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Camino de Arquela. |
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Paredes del barranco de Arquela. |
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Pinares, cultivos y chopos camino de Arquela. |
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Cascada en el barranco de Arquela. |
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Camino en el barranco de Arquela. |
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Cerca de Ahillas. |
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Espadaña de la iglesia de Ahillas. |
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En la fuente de Ahillas. |
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Fuente de Ahillas. |
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