Compartí
el otro día unas fotos donde mostraba lo verdes que estaban los pinares a
finales de este verano. Estaban tomadas un día de sol. Pues bien, el día antes
había salido gris, también estuve en el monte, y viendo hoy las fotos que hice,
me he dado cuenta de que si con sol estaban impresionantes, bajo un cielo
oscuro, con algún ratito de resol, están más todavía.
Estas
fotos no están retocadas y son sólo un pálido reflejo de lo que es contemplar
este espectáculo en la realidad. Vale la pena ir a verlo. Conocerlo. Además,
para amar algo hay que conocerlo y sólo si lo amamos desearemos defenderlo; y
eso es bueno, aunque sólo lo deseemos y no podamos hacer mucho más.
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