Voy a
pasar al blog un interesante comentario, que me han hecho en Facebook, a la
entrada del pasado lunes sobre la lengua. Y digo interesante porque saca a la
palestra uno de los puntos clave de toda esta historia, la función de la RAE.
Dice
el comentario:
Bueno,
la señora tiene razón con lo de la terminación -ente, excepto en el caso de la
palabra Presidenta. Ésta ya está aceptada desde hace tiempo por la RAE. Así que
Presidenta es correcto.
Yo he
respondido en Facebook brevemente. A continuación amplío mi respuesta.
Sí,
pero no. La RAE no tiene poder ejecutivo de ningún tipo, ni impone nada, como
sindicatos y otras asociaciones que se autodenominan culturales han hecho y siguen haciendo. Sólo aconseja desde
su profundo conocimiento de la lengua, y da fe de lo que sucede en ella.
Por eso, el dar por correcto presidenta, como jueza, también admitido, por ejemplo, no significa que gramaticalmente sean palabras correctas, sino que su uso es tan extendido y masivo que a la RAE no le queda más remedio que darle carta de ciudadanía, por decirlo de algún modo, al palabro, pero no deja de ser un palabro.
En el caso
de presidente o juez, el género lo establece el artículo, porque ni la
terminación -ente, ni -z indican género. La presión política e ideológica, con
criterios totalmente ajenos a la lingüística, han impuesto lo de presidenta y
jueza. Una considerable dosis de incultura y la indiferencia social ante estas
cuestiones, han consumado el desacato que la RAE no puede "prohibir", nunca ha sido su estilo, y que sólo puede reconocer como hecho consumado. Y estoy seguro de que muy a su pesar. Pero es esa una de sus funciones, quizá la más ingrata.
Por
eso pienso que quienes conocemos algo el lenguaje, y la razón de ser de todos y
cada uno de sus elementos, estamos en nuestro derecho, y diría obligación, de preservar
lo más íntegramente posible ese maravilloso legado de nuestros antepasados que
es nuestra lengua. Y quizá algún día, cuando los delirios y excesos de la
revolución feminista acaben, como pasa en todas las revoluciones, y quede solo
lo bueno conseguido, puedan reconstruir nuestros descendientes todo lo arrasado
del lenguaje.
Mientras,
yo seguiré diciendo la presidente, la juez, y utilizaré el futuro de subjuntivo
cuando fuere necesario.
¿Habéis visto la película Fahrenheit 451? Si la habéis visto entenderéis que me sienta como aquellos que se hicieron fuertes ante las presiones políticas e ideológicas para salvar los libros de una quema sistemática, tras la que se escondía el verdadero objetivo: destruir la libertad de pensamiento. Yo intento hacer lo mismo con la lengua.
Y si no la habéis visto, igual un día de estos
hablo de ella en el blog.
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