Quiero
dedicar este texto del libro Cantos de fiesta y lucha, de Víctor Manuel
Arbeloa, a todos los alumnos de 2º de Bachillerato del colegio y a quienes les
acompañan, que empiezan mañana el Camino de Santiago. Aunque no tiene por qué
ser difícil y vaya a ser breve, cinco jornadas, no deja de ser eso, un éxodo.
Salir de tu casa, de tu tierra, de tus rutinas…
ÉXODO
Traducción libre de un poema del poeta holandés Huub
Oosterhuis
Sé que es difícil
abandonar mi tierra estable,
fuera de una estructura cómoda,
sin puesto fijo,
fuera de un orden establecido,
donde el rico es rico,
el pobre es pobre,
el tonto es tonto,
y el dinero es poder.
Pero creo que debo arriesgarme a tomar el camino del éxodo.
Que es posible lo imposible:
luchar un combate perdido,
resistiendo el halago de la prosperidad mecanizada,
que no hace sino aumentar
el dolor de nuestra vida;
avanzar contra el viento y la marea
de los dioses de la guerra y de la discriminación,
sin caer en débiles y cansados conformismos,
sin guardar silencios cómplices,
sin rendirnos jamás.
Esto es tal vez decir demasiado.
Casi imposible de cumplir.
Pero hay entre nosotros quienes son perseguidos
a causa de esta fe,
juzgados peligrosos por aquellos
que rigen nuestras vidas y haciendas.
Creemos en Jesús de Nazaret. En su nombre, en ningún otro,
viviremos unidos.
Él es el hombre a quien seguimos,
seguiremos,
a quien recordaremos,
en quien viviremos.
Quien desea vivir,
debe vivir de su palabra.
Él dijo
que debemos perdonar,
ser misericordiosos,
que debemos ser pobres,
y francos,
sin ansiedad.
Él nos tiene por santos y cabales
si tenemos hambre y sed
de paz y de justicia.
Él dijo que es posible lo imposible:
nacer de nuevo,
resucitar de entre los muertos;
que el ciego comience a ver,
que el prisionero sea puesto en libertad.
Él nos dijo con su vida y su palabra quiénes somos.
Él se hizo
nuestro mejor modelo,
nuestra pauta de vida:
un hombre renacido,
contagiosamente libre,
contagiosamente hombre.
Jesús de Nazaret, hombre inolvidable.
Su nombre,
el destino de su vida
debemos seguir.
Su fe, su fuerza espiritual y su coraje
debemos heredar.
Esta es la tradición
que debemos recorrer,
tropezando,
buscando a tientas,
sintiéndonos tantas veces incapaces,
con temor y esperanza,
y, aun a veces,
reconociéndonos en él.
Nadie nunca ha visto a Dios.
Creemos en aquel
a quien Jesús llamó su Dios,
su Padre amigo.
Esto nos debe bastar.
¡¡¡Buen Camino y que Dios os bendiga!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario