Sábado
tranquilo y domingo también, aunque con más nubes, sin llegar, creo yo, a que
caiga ni una gota ni media. Y ya me alegraría equivocarme, porque si el final
del verano fue generoso en lluvias, el otoño está siendo reseco y hasta
“calforro”; y no toca.
O sea
que vía libre para hacer lo que a uno le plazca al aire libre, sudando a medio
día y todo, siempre y cuando no estemos en una terraza tomando un aperitivo, en
cuyo caso podemos aguantar el sol, que
ya no quema como hace un mes.
El
verdadero otoño se resiste a venir. Lo intenta, pero este anticiclón que
tenemos encima no le deja. ¡Qué le vamos a hacer!
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