Veo
muy poco la tele y cuando por algún motivo lo hago, suelo quedarme a menudo
“patedefuá” que dicen, o de pasta de moniato, que viene a ser lo mismo. Pero
esta vez disfruté.
Un día
de estos me enteré de que a un programa que no había visto nunca porque no
aguanto al presentador, entrevistador, o como diablos le llamen, iba a ir Pérez
Reverte, en principio a hablar de su último libro que por cierto estaba leyendo
esos días.
Me gusta
leer y escuchar a este hombre porque me parece una mente muy clara, que habla
desde la experiencia, con un alto nivel cultural y que no se casa con nadie. Y
eso no es muy frecuente hoy en día en los medios de comunicación. Así que me
dispuse a pagar el alto precio de soportar el programita con tal de oírle. Y he
de decir que me lo pasé muy bien escuchándole.
Aparte
de hablar de la novela, pasó revista a temas de absoluta actualidad explicando
su punto de vista de un modo muy clarito y sin pelos en la lengua. Incluso
quienes no estén de acuerdo con él, no podrán decir que no justifica sus
afirmaciones. Por eso hay quien lo descalifica de entrada con los apelativos
oficiales puestos de moda para tal menester, antes de correr el riesgo de
quedarse a la intemperie del pensamiento libre y crítico. Se está más cómodo y
queda más mono ser devotos fieles de la nueva religión que se ha instaurado en
las sociedades occidentales. Esto lo dijo él en la entrevista.
Religión
que, para no faltar a la costumbre, en España adquiere pronto tintes de
fanatismo formulando dogmas cuya vulneración te convierte en hereje, con todo
lo que ello conlleva.
Prueba
a decir la mitad de lo que dijo Pérez Reverte sin ser Pérez Reverte en casi
cualquier entorno social, incluso en ocasiones, entre familia y amigos, y verás
lo que te pasa.
Pues
nada, yo no digo más. Podéis ver la entrevista en youtube tecleando Pérez
Reverte-Motos y leer el libro, titulado El Italiano, donde no hay ni buenos ni
malos, extremo este que va contra uno de los dogmas de la nueva religión que
dice, si no eres como hay que ser según la autoridad oficial pertinente, eres
malo, malísimo, perverso, retrógrado… ¿Y qué falta?...¡Fascista!
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