FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 6 de octubre de 2021

¿Cómo van a saber a quién votar?


Cada vez que andando por los montes encuentro botellas, latas, envases varios, tirados a un lado del camino o del sendero, no puedo evitar un pensamiento incómodo que me lleva a hacerme una pregunta que aún nadie me ha respondido satisfactoriamente.

A las alturas que estamos, tras tantas campañas de concienciación y cartelitos la mar de monos ellos, hay gente que sigue tirando basura por allá por donde anda corre, pedalea o conduce, mostrando así que no tiene aún criterio para saber que eso no se hace. Si esto es así, que lo es, me pregunto, si no tienen criterio para hacer bien algo tan simple como llevarse la basura a casa, ¿cómo van a tener criterio para saber quién puede gobernarnos, para saber a quién votar?

Si alguien no es capaz de guardarse el envase de gel ya vacío y lo tira tras consumirlo a cualquier lado, es porque su capacidad de discernir lo que es correcto o no lo es está muy menguada. Por esto, si algo tan evidente y sencillo supera su capacidad de entendimiento, ¿cómo sabrá decidir a quién votar, tarea esta infinitamente más compleja?

Este es el punto débil de toda democracia.

Y no estoy abogando por una democracia donde sólo votaran los supuestamente inteligentes, porque el entendimiento al que me refiero no es consecuencia de un cociente intelectual alto, sino de otras cuestiones más próximas a actitudes ante la vida y el mundo.

A menudo se nos olvida que nuestras conductas se rigen más por los valores y los principios morales que tenemos, que por nuestra capacidad intelectual.

Por todo esto, analizar el discurso político de los diferentes partidos a la luz de esta reflexión es tan interesante como escalofriante. Cuanta más gente haya que tire el bote vacío al borde del camino, mejor para esos políticos que basan sus palabras y su acción en la manipulación pura y dura. No son todos, pero son demasiados.

Mejor para ellos y peor para la democracia.

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