FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 8 de noviembre de 2021

El visigodo Rewiswaldo.


Acontecionos ayer una pavorosa aventura que voy a contar. Habíamos quedado a almorzar en la plaza con unos amigos. Es agradable dejarte calentar por el sol, bajo un cielo azul, oyendo las campanas de vez en cuando y haciendo algo de vida social, que ganas tenemos, mientras damos buena cuenta de un bocadillo y una cervezota, o un vino, en la terraza del Café de Loló.

Cuando acabamos fuimos a recoger los coches que habían dejado en el aparcamiento subterráneo, abierto y con las barreras levantadas. Entramos por el ascensor y cuando íbamos a salir, ¡oh sorpresa!, la puerta estaba cerrada. Miramos y remiramos por si había alguna tecla que nos la abriera, pero no la había, o al menos no la encontramos.

¿Qué hacer? Sólo vimos un cartel del horario de verano, hasta septiembre, en el que el domingo estaba tapado con un folio pegado con celo; el mismo cartel que había en el ascensor, y el número de teléfono de la policía municipal, al que decidimos llamar. Nos dijo el agente que nos atendió que enviaría una patrulla para liberarnos.

Y entonces vino el horror. Una voz como de ultratumba, cavernosa y espeluznante, venida no sabemos muy bien de dónde dijo, soy el visigodo Rewiswaldo, habéis perturbado mi descanso eterno construyendo este parking. Voy a destruiros. ¡¡¡Huuuuuuuu!!!!

Pensamos que era una broma de algún gracioso y gritamos, ¡venga ya, sal de ahí!, pero la voz, más espeluznante y cavernosa todavía, volvió a la carga, mientras todo se oscurecía y un frío intenso y repentino nos envolvió.

¡Hay una salida de emergencia, vámonos de aquí! La encontramos pronto y salimos, aterrorizados, al tibio sol de la mañana. Cuando llegó la policía y abrió para que pudiéramos sacar los coches, nada raro parecía haber pasado ahí dentro. De todas formas, miramos los maleteros por si el tal Rewiswaldo se había colado en ellos.

Esto nos pasó. Tal cual. Excepto lo del visigodo, ¡claro!

Pero si rara hubiera sido semejante aparición visigoda, no menos raro es un parking abierto, bajo la consabida señal de parking público, en el que metes el coche y luego te lo encierran, y donde para más inri, la única información que encuentras es el horario de verano con el domingo tapado, hasta septiembre, estando en noviembre; y que tengas que llamar a la policía para que te abran.

¿Tan difícil es poner un letrerito con el horario y las tarifas actuales del parking y que se corresponda con la realidad? Si los domingos está cerrado y mis amigos entraron en el momento en el que el propietario de una plaza había entrado o salido y se la había dejado abierta, entenderíamos lo sucedido. ¿Pero quién lo entiende así si la última información es de hace dos meses? Como ya he dicho, cuando llegaron estaba abierto y con la barreras levantadas.

La policía nos dijo que ya habían tenido que ir tres veces esa mañana. ¿Es función de la policía hacer de porteros de aparcamiento? ¿Y si hubiéramos tenido una urgencia? O simplemente prisa por cuestiones personales. No sé.

La verdad es que me pareció una forma muy rara, pero que muy rara, de gestionar esta instalación que podría resultar mucho más útil de lo que resulta. Mucho más rara que las siniestras voces del visigodo que, después de todo, tiene motivos para estar enfadado si perturbaron su descanso eterno.


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