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Cervantes en el Quijote.

jueves, 23 de septiembre de 2021

Gulash húngaro.


Ahora que los rigores del verano parecen ya en retirada, y que vuelve a apetecer un buen guiso de esos que aromatizan la casa y disfrutas en la mesa, propongo una receta típica húngara, el gulash.

Recuerdo que llegamos a Budapest tarde para comer, y sin conocer la ciudad nos perdimos buscando aunque fuera un chino o una pizzería, por un barrio anodino, nada turístico, desangelado y cuadriculado, donde aún se respiraba la huella del comunismo.

Dimos con un restaurantito, un punto cutrillo, donde inesperadamente nos dijeron que sí podíamos comer pese a la hora que era. ¡Qué gulash! Soberbio, delicioso, magnífico. Y qué precio. En fin, fue una buena entrada en la ciudad.

Me quedé con las ganas de hacerlo yo en casa y, tras farolear por internet, creo que he conseguido un plato que, si no es el de Budapest, no está nada mal. Aquí tenéis la receta.

Ingredientes:

1 kg. de carne de ternera troceada para guisar.

4 dientes de ajo.

2 zanahorias.

1 cebollas grande.

1 puerro entero grande.

1 bote de tomate triturado de ½ kilo.

Perejil fresco

1 cucharada de comino en polvo

1 cucharada sopera rasa pimentón dulce.

2 hojas de laurel o una pizca de laurel en polvo.

1/2 pimiento rojo grande.

1 o dos guindillas.

1 litro de vino tinto; sobrará.

Sal y pimienta negra. 

Aceite de oliva virgen extra.

Empezaremos por dorar la carne en el aceite con la olla abierta. Luego la retiraremos y en el aceite y el jugo que habrá soltado la carne, sofreiremos a fuego medio, la cebolla, los ajos y el puerro previamente picados.

Unos ocho o diez minutos después añadiremos una cucharada de pimentón dulce y lo removeremos todo para que se mezcle bien. Enseguida añadiremos el pimiento y la zanahoria picados, y el bote de tomate. Seguiremos removiendo pausadamente unos minutos.

A continuación echaremos una cucharada rasa de comino, las guindillas y el perejil. Seguimos removiendo para que todo se mezcle bien, y acabaremos añadiendo el laurel, la pimienta negra en polvo y la sal.

Entonces pondremos la carne que teníamos reservada y la cubriremos con vino tinto, momento este en que avivaremos el fuego, sin olvidarnos de remover de vez en cuando, y dejaremos que reduzca un poco; unos diez minutos o un cuarto de hora.

Cerramos luego la olla y dejaremos cocer durante una hora desde que haga piiiiii, o lo que haga la que utilices. Y ya está.

Este guiso está más bueno si lo dejas reposar en la nevera unas 24 horas y lo vuelves a calentar removiéndolo suavemente antes de disfrutarlo. Se puede servir acompañado de  patatas fritas o cocidas, verduras diversas, arroz blanco, pepinillos o tomates en salmuera o, como hacen en Hungría, con un poco de nata agria; esto no lo he probado.

Lleva su tiempo, pero está buenísimo, y puestos a hacerlo vale la pena que sobre para congelarlo y poder comer o cenar muy bien un día de esos que llegas tarde y no tienes tiempo de hacer una comida decente.

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