FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 26 de septiembre de 2021

...y todo volverá a tener sentido.


 

La muerte inesperada y repentina de la madre de una buena amiga nos ha conmovido a todos. Poco podemos hacer en situaciones como esta, como no sea acompañar en silencio y rezar.

Pero siento la necesidad de algo más. Quiero compartir un texto al que he acudido otras muchas veces en mi vida. Es de Víctor Manuel Arbeloa, y está en su libro "Cantos de fiesta y lucha" que tan importante ha sido en mi vida.

Con todo nuestro respeto y nuestro cariño a Conchín, en su partida a la Casa del Padre, a su familia y a sus amigos que tanto la van a echar de menos.


PREGÓN PASCUAL EN FORMA DE HOMILÍA

Sobre Hechos 10, 34, 37-43 y Juan 20, 1-9.


Amigos y compañeros,

hermanos en la fe de Jesucristo:

Si yo tuviera una fe grande,

una fe recia, como dicen que tenían

nuestros ilustres antepasados,

o si supiera que vosotros la teníais

a prueba de cualquier desilusión,

de cualquier desgaste de disgusto,

de cualquier escándalo, más o menos farisaico,

o de cualquier edad,

y de cualquier cansancio de la vida,

tocaría esta mañana la corneta

o el tambor,

como toca cuando hay bando de noticias importantes

el formal y tan simpático alguacil de mi pueblo:

«Os anuncio un gran gozo –os diría

con voz aguardentosa o cantarina–,

una buena, una inmensa noticia…

¿Sabéis qué? Pues que Cristo, el Señor que había muerto,

que el amigo colgado de tres clavos

ha resucitado para siempre,

es decir, en castellano:

que Jesús, el Cristo, vive para siempre,

que algo extraño y sublime sucedió tras su muerte

que acabó con la muerte,

le quitó el aguijón a la muerte,

que el hombre no es un ser para la muerte,

que la tumba tiene también su propia tumba,

que Dios le arrancó del hoyo del olvido y la carroña,

que la triste y hedionda corrupción no es definitiva,

que podemos vivir, luchar, amar y enredarnos en los sueños,

sin tanto miedo al camión oscuro,

al cruel relámpago,

al mazazo seco,

al incendio súbito,

al ahogo lento,

al puñal maldito de la muerte».


Pero, amigos, no es tampoco la hora de engañarse,

de volver otra vez a las andadas,

de refugiarnos de nuevo en la vieja cantinela

de un Dios con minúscula,

de magia,

poderoso hechicero,

cómodo tapahuecos,

santón de vela y oración apresurada,

que nos libra de pensar y de creer,

incluso de vivir,

y que se encarga, tan bueno y complaciente,

de ponernos un día de patitas en el cielo.

Porque Jesús ha muerto igual que cualquier hombre

y hay que pasar, con él, por ese aro.

El Cristo de la pascua, que vive junto al Padre,

tiene aún y para siempre

la marca de los clavos.

La cruz seguirá siendo,

desgraciadamente y para rato,

el árbol donde el coche va a estrellarse

cuando todos volvían tan contentos,

la reja insoportable de los presos,

la bala fratricida del fusil,

el látigo legal o físico del amo,

el sobre del despido,

el número del código penal

que nos condena.

Pero también, si somos fieles y sencillos,

la bandera animosa,

la dirección segura,

la flecha de esperanza,

el bastón de la vida

con que Dios, nuestro amigo, nos conduce.

Seguimos caminando, amigos, compañeros.

El reino no ha venido aún del todo:

¡también tenemos nosotros que traerlo!


Sí, sí, sabemos que algún día

encajará por fin lo que está desencajado,

será explicable lo que ahora

nadie explica,

las cosas y personas estarán en su sitio

y todo volverá a tener sentido.

¡Pero cuánto habrá llovido en el barrio para entonces!

Nuestras pobres alegrías entre tanto

no son más que un estreno;

nuestro amor,

un besito tímido en la frente.

Y del banquete,

del que Jesús nos habla a cada paso,

no tenemos aún

más que unos pocos entremeses.

Lo demás iremos preparando

uno a uno y día a día,

todos juntos,

lo más rápido posible,

hasta que todos

estemos borrachos por la fiesta

chiflados como novios,

y locos de amistad y esperanza interminable

en la mesa redonda y siempre puesta

del reino de los cielos.

 

NOTA.

El texto es más largo aún, pero me ha parecido oportuno acortarlo un poco.

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