FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 9 de septiembre de 2021

Me dijo, no, no, no.

Acontecen en ocasiones cosas en la vida que, siendo malas y desagradables, tienen su parte buena, muy buena; la cuestión es encontrarla. Es la anécdota del mono que mordió la nuez, le supo amarga y la tiró. Si hubiera quitado la corteza y la cáscara habría disfrutado de ella.

Me sucedió este verano que buscando en un pueblo del Pirineo francés un lugar para comer, llegué a un bonito restaurante donde, en un patio verde y frondoso, la gente degustaba platos bien apetitosos.

Pronto se nos acercó amablemente un camarero, debía ser el jefe, el cual, tras el "bon jour" reglamentario, y oírme hablar en español, dio un paso atrás y dijo ¡no!, ¡no, no! Estarían ocupadas unos dos tercios de las mesas, y era la hora de comer francesa. Sólo éramos cinco.

No sé francés suficiente como para preguntarle cual era el motivo de la negativa, aunque era evidente. Éramos españoles, y en aquellos días, el mapa covid de Europa nos pintaba en rojo, en muchos países desaconsejaban viajar a España, y el presidente del Gobierno salía en bañador en las revistas del corazón…

Sentí un golpe de calor en la cara, y mucha rabia y pena. Había sentido, en carne propia, lo que es la discriminación. Y duele. Pero pronto intenté encajar el golpe tratando de entender a la gente de aquel restaurante; tenían miedo y habían tomado una decisión, españoles no. Y entendí la decisión.

Y fui más allá. Voy más allá. Si una discriminación hasta cierto punto comprensible hiere muy hondo, ¿cómo dolerá cuando alguien se sabe discriminado por motivos tan peregrinos e injustos como el país de origen, el color de la piel, la lengua, la condición sexual, la ideología, la religión…? Podéis añadir cuanto queráis; hay tanto.

Y esa fue la experiencia a la que quise encontrar el lado bueno, considerando que era como una dosis más de una especie de vacuna para inmunizarme contra esos cantos de sirena de algunos que, con palabras bonitas, a menudo altisonantes, basándose en paraísos perdidos que nunca existieron, supuestas supremacías, manipulaciones de la historia, interpretaciones de la cultura, la filosofía o la religión, y en otros muchos “inamovibles” principios, discriminan y excluyen a los que no son de su cuerda, sea en el aula, en el trabajo, en el barrio, en el pueblo, en el país…

Pues eso.

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