FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 14 de abril de 2022

Porque queremos la hermandad entre todos los hombres.


Mientras contemplamos atónitos e incrédulos un mundo que se rearma, nadie sabe muy bien para qué, y la palabra enemigo vuelve a entrar en nuestras vidas con toda su crudeza y su abismal miseria, nos llega este Jueves Santo, el Día del Amor Fraterno, como una de esas flores que nacen en el asfalto.

Y recordando ese tiempo pasado en el que creímos que el mundo iba a mejor, que la historia, por fin, parecía orientarse hacia un futuro prometedor, me he acordado de un poema del libro Cantos de fiesta y lucha, de Víctor Manuel Arbeloa, libro del que ya he hablado en otras entradas.

Es un Padrenuestro anónimo que el autor encontró y adaptó, y que yo he adaptado un poquito más, muy poquito. Se titula "Porque queremos la hermandad entre todos los hombres". Por eso lo comparto hoy, Jueves Santo, Día del Amor Fraterno.

 

Porque queremos

la hermandad entre todos los hombres,

incluso de los que han de vivir

después de nosotros,

y de los que vivieron

antes que nosotros,

te decimos:

Padre nuestro.

 

Porque es dura, interminable, la tarea

y el deseo no merma a lo largo de la vida.

Y Cristo no es sólo la bebida en el camino

sino el que aumenta

muchas veces

nuestra sed,

te decimos:

que estás en el cielo.


Porque vivimos

donde

se piensa, se ordena, se dicta sobre el hombre,

en fábricas, despachos, casas, universidades,

y sabemos que el poder y la riqueza en pocas manos

es el modo frecuente

de ofender el nombre del Señor,

te decimos:

santificado sea tu nombre.

 

Porque tenemos miedo

incluso de nosotros mismos;

de confundir

el limpio camino que emprendimos en la vida,

y de llegar después de todo, a nuestras propias metas,

te decimos:

venga a nosotros tu reino.

 

Porque

tememos el círculo maldito

de producción, consumo y beneficio,

al que quieren sujetarnos a la fuerza,

te decimos:

hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.

 

Danos hoy nuestro pan de cada día,

a través de nuestro esfuerzo:

el pan, la luz, el gas, los calcetines,

la entrada para el cine, la tele o el periódico...

que algunos nos quieren recortar

con un salario mínimo

o todo lo más mínimo que pueden.

 

Recordamos

a los hombres que sufren y no esperan,

también por nuestra culpa.

Y te decimos y decimos a esos hombres,

a través de tu amor paternal:

perdona nuestras ofensas.

 

Porque nosotros, que vivimos

en un pueblo rico, comparado

con otros de la tierra;

conscientes y llenos de ilusiones

en medio de desesperados,

podemos decir sin grandes méritos:

así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

 

Y en medio de tantas tentaciones,

tememos sobre todo

la de caer

un día en la miseria

de no creer

en ti,

en los hombres,

en la vida;

de no querer

seguir haciendo libre y justo nuestro mundo.

Por eso te decimos:

no nos dejes caer en la tentación.

 

Y líbranos del mal,

de todos los males que nos siguen como moscas,

como ratas voraces,

como perros rabiosos.

Líbranos de pensar que nosotros

solos

podemos liberarnos.

Con la ayuda de los otros sí podemos.

Y con la tuya,

con la alegre y segura

promesa de tu gracia y de tu reino.

Amén.


Es la esperanza que nos queda: 

La alegre y segura promesa de tu gracia y de tu reino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario