FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 8 de junio de 2017

Cuando ser legal es un peligro.


Andaba el otro día por una autovía bien conocida por mí cuando la limitación de velocidad bajó a 80. Me aseguré,  mirando por el retrovisor, de que el cumplir la limitación no me supondría salir con Roberta (mi moto) por los aires pasando así al otro barrio de un modo prematuro, inesperado y súbito.
Bajé a 80 Km/h y todo el mundo empezó a pasarme, camiones incluidos. Y a mirarme. Y medité. Aquí algo falla. O yo soy un perfecto imbécil por respetar la limitación de velocidad, o los imbéciles son los que haciendo de su capa un sayo pasan olímpicamente de la señal de marras, o quien ha puesto ahí dicha señal es el imbécil.
Y claro, aunque el sentimiento me decía que el imbécil era yo, intenté que fuera la razón la que me aconsejara para discernir quién es el imbécil. Me hice entonces el siguiente planteamiento.
Las señales están para ser respetadas. Si una señal no es respetada masivamente, y más aún, si resulta más peligroso respetarla que no respetarla, no acierto a entender qué diablos hace ahí esa señal.
Me niego a aceptar que la casi totalidad de los conductores sea imbécil. Por lo tanto aquí hay sólo dos imbéciles. Uno, yo, por respetar algo sin sentido. Otro, quien puso ahí esa señal de máxima 80 y la mantiene cuando nadie la respeta, por innecesaria y peligrosa.
Ahora quedaba discernir entre los dos imbéciles quién era el más imbécil. ¿Quién puso la señal o quien insensatamente la respeta, o sea yo y algún que otro tontarra? Pero ese discernimiento lo dejo en manos de quien amablemente haya llegado a leer hasta aquí.
Y es que no sé a qué esperan para revisar las limitaciones de velocidad en nuestras carreteras, muchas de las cuales están obsoletas, siendo inadecuadas, difícilmente cumplibles y a veces muy peligrosas. Un ejemplo de esto está en la autovía Mudéjar, en el tramo entre Sagunto y Barracas. ¡Imposible respetar la señalización sin jugártela! ¡Imposible incluso el simple hecho de respetarla!
Pero bueno, es lo que hay. Dicen.

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