¿Qué
quieres que te diga, Diego, en día tan señalado? Que te seguimos echando de
menos, que nos parece que cualquier día
vas a entrar por la puerta, que sigues muy presente entre nosotros, que en dos
años justitos te hiciste amigo de toda la vida…
Pero
todo esto ya lo sabes, por eso no te voy a decirte algo que ya sabes, y claro,
tampoco era cuestión de darte la enhorabuena a secas. Quería algo más, y
entonces, acordándome de nuestra ascensión al pico Leja, andando sobre la
nieve, bajo un cielo azul profundo, he recordado un bonito poema de Leopoldo
Panero, que igual conoces ya, pues está en la liturgia de las horas. No
obstante, aunque lo conozcas, te lo regalo. Recítalo pensando en nosotros y
será como si te lo estuviéramos recitando a ti. Yo tuve el placer de oírselo a
Juan en una cima, y pensé en ti; no lo digo por quedar bien. Pensé en ti. Se
titula Dime quien eres.
Ahora
que la noche es tan pura,
y
que no hay nadie más que tú, dime quién eres.
Dime
quién eres y por qué me visitas,
por
qué bajas a mí que estoy tan necesitado
y
por qué te separas sin decirme tu nombre.
Dime
quién eres tú que andas sobre la nieve;
Tú
que, al tocar las estrellas, las haces palidecer
de
hermosura;
Tú
que mueves el mundo tan suavemente,
que
parece que se me va a derramar el corazón.
Dime
quién eres; ilumina quién eres;
dime
quién soy yo también, y por qué la tristeza
de
ser hombre;
dímelo
ahora que alzo hacia ti mi corazón,
Tú
que andas sobre la nieve.
Dímelo
ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora
que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme
entre tus manos; sostenme en mi tristeza,
Tú
que andas sobre la nieve.
Sigue
tras las huellas de Aquel que anda sobre la nieve. Déjale sitio cuando venga a
visitarte en la noche, bajo las estrellas. Háblale de la libertad y de la vida,
de la tristeza de ser hombre, de la tristeza de tantos hombres. Pídele que te
sostenga, que nos sostenga a todos entre sus manos. Y pregúntale quién es, que
con su luz hace palidecer a las estrellas, que mueve el mundo con la suavidad
de quien ama, que hace que se nos derrame el corazón cuando lo sentimos cerca.
Y
cuéntanoslo a los demás. Ayúdanos a que seamos capaces de recitar este poema
desde lo hondo de nuestro corazón. A que trasformemos la literatura en oración.
Y así, sabiéndonos en sus brazos le preguntaremos contigo, "dime quien eres, Tú
que andas sobre la nieve".
En el noveno aniversario de tu ordenación, Diego,
de todo corazón, ¡que Dios te bendiga!
Isabel y Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario