Se
veía venir. Todo el día he estado pendiente de los montes que veo desde el
pueblo y de los medios de comunicación. Sabía que si había algún incendio
empezaría por la tarde, para que los medios aéreos no pudieran trabajar mucho
tiempo y así el viento de poniente, pudiera hacer “su faena” durante toda la
noche. No son casuales.
Y
así ha sido. Arde la Calderona. El incendio ha empezado en una preciosa zona
situada entre Gátova, Altura y Segorbe. Una de las que más conozco y en la que
más he disfrutado. Sólo Dios sabe hasta dónde va a llegar.
Escribía
el 23 de junio:
De
momento, atémonos bien los machos para este verano. Y Dios nos pille
“confesaos”. Y cuando las barbas del vecino veas rapar…. Vamos, que tengo ganas
de que llegue noviembre para ver qué nos queda y cómo esta lo que nos queda.
Y no
soy adivino. Sólo hay que ver cómo están nuestros montes. Y saber que va a
pasar lo que pasa, da una mala leche, una indignación… Ahora que apaguen el
fuego, pero ¡ojo! el fuego no se apaga, se evita previniéndolo.
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