FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 7 de enero de 2014

La "pilota" salta y bota...

Estaba yo preparando unos muslitos de pollo en escabeche, cuando en el momento de echar el vinagre escuché estupefacto cómo en la tele, en la Primera, ¡eh!, el locutor decía algo de una “pilota” que había ganado no sé qué carrera. ¡Una "pilota"! Enseguida me vino a la cabeza “que salta y bota”, pero claro, pensé, esas “pilotas” no ganan carreras, luego el muy tonto del bote o tonto del culo, no sé, se refería a que era una fémina quien había ganado una carrera. ¿Será posible? Lo fue.
Tras salir del estupor inicial, trate de adaptarme a los nuevos tiempos y llegué a la conclusión de que si hay que decir “pilota” para distinguir a la mujer que conduce algo, del piloto, que es el hombre que hace lo propio, ¿no habrá que decir, a partir de ahora, futbolisto a los varones que juegan al fútbol y dejar la palabra futbolista para las mozas que practiquen tan popular deporte? Y si quien nos arregla la luz es un hombre, que es lo más habitual, habrá que llamarle electricisto, ¿no? Y por la misma regla de tres tendremos dentista y dentisto, tenista y tenisto, ebanista y ebanisto, juerguista y juerguisto, artista y artisto, idiota e idioto, gilipollas y gilipollos…
            Pero puestos a poner orden en el lenguaje habrá que ir más allá  ¿Qué haremos con las palabras que no acaban en O o A? Generan confusión. Habrá que poner remedio. En vez de cantante diremos cantanto o cantanta; en vez de juez, juezo o jueza; en vez púgil, púgilo o púgila; en vez de imbécil, imbécilo o imbécila, y así sucesivamente.
De este modo nadie se sentirá invisibilizado lingüísticamente, quedará todo muy clarito y el trasnochado y cavernoso castellano quedará un poco más a la altura de los tiempos que corren. ¡Sí señor!
Se ha de ser muy, pero que muy necio para no haberse dado cuenta todavía de que la O y la A no siempre indican género. Muy necio, siendo profesional de la palabra, para no haberse dado cuenta de que los géneros gramaticales tal y como están, tienen una rica y compleja razón de ser, como todo en el lenguaje, y de que existen los artículos ¡jolín!, ¡los artículos!. Y de verdad, cambiar lo que es como es por mil razones, desde el más absoluto desconocimiento de estas razones, es de una soberbia y una necedad abrumadoras. El piloto y la piloto, no el piloto y la pilota, imbécil... o imbécilo, según se mire.
Mil años de historia, mil, para que ahora, basándose exclusivamente en criterios ideológicos, al margen, cuando no en contra de la cultura y de la historia, ciertos individuos pretendan desde determinadas instituciones reventar el castellano. Todo sea por lo políticamente correcto ¿no? Y esto está calando en la sociedad.
Me dejó frito. La “pilota” me dejó frito. Y los muslitos en escabeche casi se convirtieron en muslitos a la vinagreta…de la impresión; como he dicho, estaba poniendo el vinagre en ese momento.

Futbolistos un poco mosqueados.
Futbolistas la mar de contentas.

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