FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 30 de enero de 2014

No me ha gustado lo de El Gamonal.


Ahora que ha pasado un poco de tiempo y ha dejado de ser noticia creo que es el momento de la reflexión serena y de extraer alguna enseñanza sobre lo sucedido.
Hablo de lo acontecido en Burgos, en el barrio del Gamonal. De entrada, pienso que ha sido triste y profundamente decepcionante, además de muy preocupante.
Muy bien que un barrio se levante mayoritariamente contra la autoridad cuando considera que ésta actúa contra sus intereses, siempre y cuando se hayan agotado las vías ordinarias de negociación. Muy bien que salgan a la calle y se manifiesten. Que muestren pancartas y griten consignas. Un día, y otro, y otro. Muy bien.
Muy mal que, aprovechando la coyuntura, se dé rienda suelta a la violencia que nos produce la indignación que todos llevamos dentro, yo también, y que de esta justa indignación se aprovechen individuos indeseables que, bajo el nombre de grupos antisistema son los mejores aliados del sistema al desvirtuar cualquier lucha justa, llevándola al terreno de la violencia con la sempiterna y pocas veces cierta excusa, actualmente, de la represión policial.
Las manifestaciones solidarias en otras ciudades, acabadas en escaparates rotos, contenedores quemados y mamporros a diestro siniestro y con la posterior reclamación de que liberen a los “luchadores”, no es más que continuar por ese camino que no va a ninguna parte, o mejor dicho a ninguna parte deseable.
Por esto los hechos me han decepcionado y me ha entristecido que, una vez más, los movimientos ciudadanos justos y razonables sean transformados en algaradas callejeras, cuando no batallas campales, por los que queriendo atacar el sistema lo robustecen de tal modo que a veces llego a pensar si no estarán, en el fondo, promovidos por el propio sistema.
Y me preocupa porque sé que el estado de derecho es frágil, más frágil de lo que pensamos. Y muchas veces, se actúa sin la conciencia de esa fragilidad. Y eso es una tremenda irresponsabilidad de consecuencias imprevisibles.
Todos, o casi todos, tenemos motivos  para estar cabreados, ganas de liarnos a tortas. Yo por ejemplo, me liaría a tortas, muy a gusto, con quienes han arruinado y siguen arruinando la educación en este país, con quienes por su lamentable gestión han dejado grandes extensiones de mi tierra hecha un desierto, con quienes me han puesto muy difícil hacer montaña como a mí me gusta, forzándome a elegir entre ser montañero furtivo o estar hacinado en un camping, con quienes siguen manipulando a la sociedad con el cuento caduco, pero rentable aún en España, de las derechas e izquierdas, con quienes…
Pero me aguanto. Me aguanto, y conste que me cuesta, porque sé que por el camino de la violencia el viaje es rápido y corto, pero no va a ningún sitio, y a veces no tiene retorno. Y siempre genera dolor, dolor e injusticia. Siempre es más doloroso e injusto que el dolor que queríamos curar, que la injusticia con la que pretendíamos acabar. 
Por todo esto, no me ha gustado lo ocurrido en Burgos. Y podía haber sido bien bonito. Hay que cambiar muchas cosas, cierto. Pero echándole imaginación al asunto, buscando nuevas formas, explorando nuevos caminos. El de la violencia es tan viejo, tan triste, tan estéril. 

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