FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 23 de agosto de 2015

Tormenta en el circo de Pineta.

Fue el sábado por la tarde. Había estado lloviendo todo el día con suavidad, parando a ratos. El cielo, muy cerrado, no daba pie a pensar en mejoría alguna, así que decidimos hacer tiempo hasta la hora de cenar dando un paseo en coche hasta el circo de Pineta, cuando ya se queda solitario y tranquilo.
¡Y qué espectáculo nos regaló la montaña esa tarde! Aunque es difícil de describir, voy a intentar hacerlo. Quizá las palabras, junto a las fotos, permitan hacerse una idea de lo que fue aquello. Sólo hacerse una idea.
Estaba muy oscuro cuando cruzamos el río Cinca y paramos en los prados, ya solitarios, que se extienden entre el bosque, a los pies de las soberbias murallas del circo de Pineta. Las nubes, negras y grises, se movían inquietantes sobre nosotros, enredándose en las altas paredes, las crestas aéreas, las cimas a ratos difuminadas, a ratos ocultas.
Lloviznaba. De pronto un trueno lejano nos anunció la tormenta que en menos de quince minutos estaba sobre nosotros. Nos refugiamos en el coche y desde allí vimos la cortina de agua que convertía al paisaje en silueta y se abalanzaba sobre Pineta, los árboles agitados violentamente por el viento, los relámpagos, los rayos y los truenos, el granizo…
Pasada una media hora, lo fuerte de la tormenta fue pasando, y entonces se abrió ante nosotros un espectáculo abrumador de puro bello, sobrecogedor. Las montañas fueron apareciendo entre las nubes blancas del granizo, más de doce cascadas, despeñándose desde lo alto, surcaban las paredes del circo de Pineta, y el río Cinca que, no hacía ni una hora, corría humilde y limpio entre las piedras de su lecho, era una corriente impetuosa, marrón, envuelta en una bruma helada, y cuyo sonido salvaje ahogaba cualquier otro, incluso el de la  tormenta que se alejaba hacia el este.
Fue de verdad un magnífico regalo aquel rato, aquella tormenta allá en Pineta. Estas palabras, y las fotos que podéis ver a continuación, sólo son un pálido reflejo de lo que ayer por la tarde vivimos Isabel y yo, a los pies del Monte Perdido.

Cuando llegamos al circo de Pineta, el Cinca bajaba limpio y humilde. El cielo, ya muy negro.
La silueta del Balcón de Pineta se recortaba contra el cielo amenazador.
Las montañas que rodean los llanos de Lalarri fueron ocultadas por las nubes.
El trueno y la cortina de agua abalanzándose sobre nosotros.
Al pasar lo fuerte de la tormenta bajaban cascadas por todas partes.
La cascada del Cinca, la más importante del circo de Pineta, bajaba salvaje, inmensa, poderosa.
Y el circo entero, blanqueado por el granizo, se lleno de cascadas.
En algunas zonas la granizada fue importante.
Y el río, en menos de una hora era otro. Comparadlo con la primera foto.
El agua bajaba por todas partes, pero el fragor del Cinca ocultaba todos los sonidos.
El río, enloquecido, bajaba casi desbordado valle abajo, hacia la tormenta que se alejaba.
La temperatura se desplomó y la corriente fue envolviéndose en una bruma helada.


2 comentarios:

  1. Como siempre, las fotos son como un pálido reflejo de que fue esa tormenta. Me hubiera gustado haber estado allí, pero ya sabes que soy algo miedoso ante esos meteoros. No sé si porque estando viviendo en la Yesa me entró una centella en mi casa y me quemo parte de ella!

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  2. Y a nosotros nos cayó una chispa en Gavarnie, ¿te acuerdas? Pero esta vez no había peligro, estábamos en el coche. Y sí, sí que hubieras disfrutado del espectáculo si hubieras estado allí.

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