Es
impresionante la vida. Por eso me gusta andar por los montes fijándome en todo
lo que me envuelve que nunca es igual, aunque haga la misma ruta un día tras
otro. Aun no encontrando nada especial cada vez que salgo, la naturaleza
siempre está cambiando. Porque está viva, porque es vida.
Pero a
veces, muchas, hay algo que sorprende inesperadamente, como este insecto que vi
entre las flores de este arbusto el otro día, en el camino de Cheste. Un
prodigio de formas y colores.
¿No es
precioso?
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