FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 9 de septiembre de 2016

La primera montaña pirenaica de Andreu y Joan.


         El pasado 24 de agosto fue un día muy especial. Mis sobrinos nietos, Andreu y Joan, pisaron, es un decir, por primera vez una cima pirenaica. Pequeñita, sí, pero cima a fin de cuentas.
La montaña en cuestión se llama Picaldiecho, mide 1459 metros, y está a los pies de la Peña Telera, en el valle de Tena. Su cima es ancha, redonda, “heidiana” a más no poder.
La “expedición” salió de Sandiniés ya por la tarde, para evitar el sol, de tal manera que a medida que ascendíamos, el sol descendía. Unas vacas fisgonas nos recibieron cerca de la cimita.
Y allí, rodeados de un espectáculo impresionante, los papás de los pitufillos los acercaron al suelo hasta que sus piececitos tocaron la hierba. El resto de acompañantes hacíamos fotos al momento memorable.
El cielo estaba limpio y azul. Las montañas se iban tiñendo de los colores del atardecer. Soplaba una brisa tibia que pareció encantar a los chiquillos que parloteaban y se movían, sonriendo a ratos. Se les veía muy a gusto allá arriba.
En cuanto el sol se puso, y las cimas más altas perdieron los colores con que se visten en el crepúsculo, empezó a refrescar como nos gustaría que refrescara aquí cuando en verano el sol nos da el respiro de la noche. Y la expedición regresó al pueblo.
¡Qué bonito es dar a quienes nos siguen en la vida aquello que más queremos, aquello que nos ha hecho felices! Y debemos hacerlo, ¡claro que sí!, pero ojo, he dicho darlo, ofrecerlo, jamás imponerlo, porque como dice un famoso texto de Khalil Gibrán:

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
          sea para la felicidad.

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