FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Empezamos el curso con ganas e ilusión...


Me imagino que los discursos oficiales en todos los colegios, tal día como hoy, hablarán de las ganas y la ilusión de afrontar un nuevo curso…como cada año.
Pues no, un servidor no tiene ni pizca de ganas ni mucho menos de ilusión. ¿Qué le vamos a hacer? Así de claro.
Alguien dirá, leyendo esto, que es que estoy “quemao”. Yo creo que no. No es eso. Lo que pasa es que después de más de 30 años viendo cómo la clase política por una parte y la sociedad, en general, por otra, han reventado literalmente el sistema educativo y han desprestigiado hasta el extremo esta, en sí misma, maravillosa profesión, el sabor de boca que se te queda es el que es, es el que muchos tenemos, el que muchos tienen aunque no se atrevan a decirlo.
Sí, claro que tenía ganas de ver a mis compañeros, como ganas tengo de ver a mis alumnos, y eso me alegra, pero punto. Es lo que permanece y resiste; las relaciones profundas con muchas personas que a lo largo de estos años tanto me han enriquecido y me han hecho y me hacen gozar…y también sufrir, porque estas relaciones son el alma de esta vocación, de la vocación de educar.
Y a la fidelidad a esta vocación, al sentido del deber y la responsabilidad que ella me exige, es a lo que me aferro para seguir ejerciendo una profesión que, en estos tiempos, califiqué hablando el otro día con unos amigos, de extremadamente desagradable, pero maravillosa y dignísima si conserva en su interior una verdadera vocación.
Por eso, aunque no tengo ni ganas ni ilusión de empezar este nuevo curso, no me siento “quemao”, porque la vocación sigue viva en mí como hace treinta años, aunque entre burocracias inútiles y abrumadoras, mangoneos políticos, desprecio social, “puteo” institucional, persecución judicial, manipulaciones mediáticas…la profesión me resulte ahora, de verdad, muy, pero que muy desagradable.
Algún día, la gente se dará cuenta de que es suicida para una sociedad hacer lo que han hecho con una de las profesiones más dignas, más necesarias, más importantes y más bonitas. Se darán cuenta de que habrá que reconstruirla, por el bien de todos. Y será una prioridad social.
Lo que ahora nos salva es que en muchos, muchos casos, tras la profesión está la vocación. Y los que la conservamos “tiramos palante”, agarrándonos desesperadamente a ella, tratando de serle fieles, de ser coherentes en medio de la incoherencia, apoyándonos en los compañeros, que pocos más apoyos tenemos, y sin perder de vista a nuestros alumnos que son nuestra razón de ser.
Sería más bonito y fácil empezar con ganas e ilusión. Ya lo he dicho, no es mi caso, como no lo es el de muchos. Es más difícil, mucho más difícil empezar por fidelidad a una vocación, por fidelidad a los chiquillos, a los jóvenes que tienen derecho a vivir en una sociedad mejor, en un mundo mejor. 
            Sí, sería más fácil empezar así, con  ganas e ilusión.

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