FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 15 de octubre de 2015

Carta abierta a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.


Volvía el 12 de octubre de los Pirineos, cuando oí en la radio las declaraciones hechas, a través de twiter, de la alcaldesa de Barcelona, sobre el día de la Hispanidad. Me molestó mucho y me indignó, por eso, en cuanto he tenido tiempo, le he escrito esta carta abierta, no para que la lea la susodicha, ya sé que no lo hará, sino como terapia para mitigar la “mala leche” que me produjo. Escribir me resulta terapéutico.

            Carta abierta a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.

No es la primera vez que con sus declaraciones hace daño, y temo que no será la última. Pero afortunadamente, y gracias a internet, un ciudadano vulgar y anodino como yo, puede quejarse públicamente, ya que públicas han sido sus declaraciones.
Sé que a usted le habrán escuchado y leído muchos y que a mí sólo me leerán unos pocos, pero también sé que como yo, piensa mucha gente a la que usted también ha hecho daño. No olvide que esa otra gente estamos ahí, aunque se nos oiga menos, aunque se nos vea menos.
Pero vamos al grano, señora Colau. Me hizo daño hasta la indignación y la rabia cuando dijo que el 12 de octubre, en España, celebramos un genocidio. Y me hizo daño por dos motivos.
En primer lugar porque no celebramos un genocidio. Celebramos un acontecimiento de absoluta trascendencia para la historia de la humanidad, un hecho histórico complejísimo, con sus luces y sus sombras, como todos los hechos históricos, y que de ningún modo se puede juzgar desde nuestra visión actual del mundo. Es la que usted ha hecho, una afirmación falsa, demagógica, simplona y sobre todo terriblemente injusta. No puede juzgar a las gentes de los siglos XV, XVI, XVII, XVIII… desde las perspectivas del siglo XXI. No puede hacerlo porque no es serio y encima hace daño.
Y en segundo lugar, porque tras sus palabras hay algo más, Señora Alcaldesa, y fíjese que ese algo más ya no sólo me duele, sino que además me da miedo. Le cuento. ¿Usted se acordará de las fotos de antes, de las que se revelaban en el laboratorio? De un negativo sacábamos su correspondiente positivo, o sea la foto. ¿Se acuerda verdad? La misma foto tenía su negativo y su positivo. Pero era la misma foto.
Pues mire lo que le digo. La foto de usted y de los que piensan como usted, por eso le habrán votado, es la misma foto de Franco y de los que pensaban como él. Es la misma foto, sí; sólo que el negativo y el positivo. Pero la misma foto. Él utilizó el 12 de octubre para glorificar un acontecimiento que usted demoniza, ambos en beneficio de sus ideas. Ni fue una gloriosa epopeya, ni fue un genocidio. Y en esta línea, podríamos hablar también de la cuestión del idioma, de su interpretación de la democracia, de sus planteamientos educativos…pero bueno, eso no viene ahora cuento.
¿Qué no lo ve Señora Alcaldesa? Lo que está haciendo no es dar un paso adelante en la historia. La está repitiendo. ¿No ve que lo que está haciendo no es nuevo, es lo de siempre? La vieja ley del ojo por ojo y diente por diente.
Porque después de todo, ¿qué hay detrás de palabras como las suyas? El resentimiento de los vencidos en una contienda que jamás debió producirse y que demasiada gente en este país, entre ellas usted, ha bebido a grandes sorbos durante mucho tiempo. Y es ese resentimiento como un veneno que impide superar la historia, que puede acabar cerrándonos una vez más el futuro.
No señora, no, se lo repito, ni gloriosa epopeya, ni genocidio. No patalee, que ya es mayorcita, y no olvide que al mal no se le vence con más mal, que un error no se borra con otro error.

No hay comentarios:

Publicar un comentario