¡La que montó el miércoles Monseñor! ¡Cómo se ha
alborotado el gallinero! “La
Colau ” exigiendo su dimisión, “La Oltra ” leyéndole el
evangelio y un sinfín de personajes, personajillos y personajuelos apuntándose
al linchamiento del Cardenal. Tan demócratas ellos, tan objetivos, tan
solidarios…
Tal vez Cañizares no haya dicho ninguna tontería. Parte del
Islam está en guerra, en la
Guerra Santa y esta “invasión” de refugiados, según sus
propias palabras, puede acercarnos esa guerra, y ciertamente algunos de los que
vienen pueden convertirse en “caballo de Troya”… Podemos, en un futuro,
descubrir al enemigo dentro de casa, e imaginar ahora terribles consecuencias
más o menos posibles, más o menos lejanas…
Y negar esto, aunque en estos momentos parezca algo
remoto, es de ser miope, ingenuo, tonto del bote. Y Monseñor tonto no es, por
eso lo sabe y lo ha dicho, eso sí, con palabras tristes y desafortunadas; pero
es que además, en mi humilde opinión, se ha quedado a medio camino en su
planteamiento. Le ha faltado también la luz del evangelio.
No se trata de ignorar, o incluso negar, un riesgo que
bien puede ser real, como hacen muchos mentecatos y cantamañanas políticamente
correctos, sino de, aún reconociendo ese riesgo, y pese a él, acoger a quienes
buscan en nuestra Europa un lugar bajo el sol al que tienen derecho.
Hay que acoger a todos, sin discriminaciones, y ya; incluso a los que parecen no ser “trigo limpio”, asumiendo que algunos de ellos, es posible que, algún día, se vuelvan contra quienes les abrieron las puertas de su casa.
Hay que acoger a todos, sin discriminaciones, y ya; incluso a los que parecen no ser “trigo limpio”, asumiendo que algunos de ellos, es posible que, algún día, se vuelvan contra quienes les abrieron las puertas de su casa.
Porque acoger a los refugiados es, ante todo, una
exigencia moral profundamente cristiana. Y, por grande que sea el riesgo, en
cristiano no se puede, no se debe hacer otra cosa que acoger de verdad a estas
gentes y sea después, y nunca mejor dicho, lo que Dios quiera.
Esto es lo que no ha dicho Cañizares, y si lo ha
dicho, no ha sido con suficiente claridad. Y he aquí lo triste en un pastor de la Iglesia , porque la palabra
de Dios sí es muy clara.
“En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de
estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí me lo hicisteis.” Mt. 25, 40
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