FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 25 de marzo de 2018

Pasando por uno de tantos...



Esta es la segunda lectura de hoy, Domingo de Ramos:

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Es de la carta de San Pablo a los Filipenses (2,6-11). Me la sé de memoria desde hace muchísimos años, y he de decir que la recito y la medito casi a diario. Necesito saborear esas palabras para protegerme de una sociedad en la que demasiada gente anda enloquecida en busca del éxito, el reconocimiento, la fama, el prestigio, los muchos “me gusta”, el lograr hacer algo “viral” en internet…Y digo protegerme porque eso se contagia, y además o entras en el juego o te apartan a codazos.
Y al recitarla pienso que si el Maestro se despojó de su rango, que Él sí lo tenía; tomó la condición de esclavo, siendo amo y señor del universo entero; pasó por uno de tantos, ¡uno de tantos!; se rebajó hasta someterse a la muerte, como un hombre cualquiera, y una muerte de cruz, Él que era la Vida; si Él hizo eso, ¿cómo yo puedo buscar o siquiera esperar reconocimiento alguno, haya hecho lo que haya hecho? ¿Cómo puede dolerme el desprecio, el ninguneo, el olvido aunque no sea intencionado? ¿Cómo puedo temer fracasar, porque el que no triunfa fracasa, a los ojos del mundo, si he hecho lo que honestamente he podido?
En el silencio del alma, agitada y dolorida a veces, me hago estas preguntas, y la Palabra me da la respuesta. Y veo entonces, con meridiana claridad, que hacer lo que Él hizo es el único camino que me da la paz y esa alegría que no me puede quitar nadie, aunque en las noches oscuras del alma (1) parezca perderse. Y le dices, "Tú lo hiciste, ayúdame a hacerlo a mí" ¡Dame la mano!

1. En referencia a un poema de San Juan de la Cruz titulado Noche oscura del alma.

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