FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 23 de marzo de 2018

¿La podríais firmar como vuestra?



La novela Castigos justificados, de los escritores suecos Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt, empieza con la carta que el antagonista (el contrario de los protagonistas) que firma como Catón el Viejo, dirige al redactor jefe de un periódico.
Comparto esta carta que me dio a conocer Isabel, que está leyendo la novela, porque estoy absolutamente de acuerdo con ella. La hago mía íntegramente. Podéis leerla, a ver qué os parece.

Estimado redactor jefe Källman:   
            Durante muchos años he leído su publicación. Primero en forma de diario físico, pero desde hace unos años en internet.   
            No siempre simpatizo con sus opiniones, y de vez en cuando he cuestionado tanto la elección de temáticas sobre las que se escribe como el enfoque que se da al reportaje, pero aun así casi siempre he encontrado cierto placer en leer su periódico.   
            Sin embargo, ahora me siento en la obligación de hacerle esta pregunta, al ser usted el responsable de la edición: ¿por qué su publicación rinde homenaje a la más pura idiotez?   
            ¿En qué momento se decidió que la más absoluta estupidez iba a ser destacada y convertida no sólo en norma, sino, además, en algo deseable y envidiable?   
            ¿Por qué informan y conceden espacio a personas que ni siquiera saben en qué año estalló la segunda guerra mundial, que no tienen ni los conocimientos más básicos de matemáticas y que sólo de forma excepcional logran componer una frase completa? Personas cuyo único talento es hacer morritos con la boca en los llamados selfies y cuyo único mérito es haber hecho oficialmente el ridículo manteniendo relaciones sexuales en alguno de los muchos realities que inundan nuestros canales de televisión noche tras noche.   
            En mi trabajo me cruzo con mucha gente joven. Diligente, inteligente, implicada y ambiciosa. Personas jóvenes que siguen los debates, absorben conocimiento, piensan de modo crítico y estudian para conseguir, a la larga, un trabajo interesante y desafiante con el que contribuir a la sociedad. Jóvenes que tienen aspiraciones. Que tienen conocimiento.   
            Es a ellos a quienes deberían dar espacio. Es a ellos a quienes deberían intentar convertir en modelos. No a esos seres ausentes de empatía, egoístas, obsesionados por la apariencia que, con chatarra en la lengua y el cuerpo cubierto de vulgares tatuajes, alardean de su bajo coeficiente intelectual y su inexistente cultura general.   
            Así que repito mi pregunta y esperaré atentamente su respuesta en el periódico: ¿en qué momento se decidió que la más absoluta estupidez iba a ser destacada y convertida no sólo en norma, sino, además, en algo deseable y envidiable?   
            Reciba un cordial saludo, 
  
           ¿La podríais firmar como vuestra? Yo sí.

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