Resulta
que ayer no solo fue san Juan de Ribera, sino san Potito. A san Juan de Ribera
lo conocemos todos, y más en Valencia, pero a san Potito, ¿quién conoce a san
Potito? La verdad es que el nombre me hizo gracia, porque tras la palabra
Potito me viene a la cabeza, inevitablemente, Bledine.
El tal
san Potito parece ser que fue un mártir siendo adolescente. Lo mataron a espada
por no adorar a los dioses romanos. Se convirtió al cristianismo siendo niño, y
cuando ya más mayor su padre lo descubrió, lo mandó encarcelar, pero a base de
paciencia y con sus palabras, logró su conversión y la de toda su familia.
Su
vida ejemplar y sus milagros llegaron hasta Roma, lo que acabó poniéndole en el
brete de renunciar a su fe, cosa que no hizo. Por eso, y por acusarle de
brujería a causa de sus curaciones, fue ejecutado.
No hay
muchos datos sobre las ciudades en las que nació, vivió y murió, siendo pues un
santo entre la historia y la leyenda. En Nápoles, donde sí es muy conocido,
hay una Iglesia dedicada a él.
Pues
nada, este es san Potito. Ya tenéis un nombre más para elegir a la hora de bautizar
a un niño, o a una niña, Potita pues. Que puestos a poner Brayanjosua,
Calamustia o cosas así, Potito o Potita resulta más nuestro, y además es
simpático. ¿O no?
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