Ayudemos a los gorriones.

 

Hoy día de san Antonio Abad, patrón de los animalitos, voy a hablar de ellos, de los animalitos, y en concreto de unos pajarillos muy comunes y cercanos. Vivarachos, espabilados, rápidos y bulliciosos, siguen siendo por aquí muy frecuentes, y muchos años así sea. Hablo de los gorriones.

Siempre me han caído muy bien, y desde que descubrí ese librito, Cipi, con el que pasé tan buenos ratos leyéndolo con mis alumnos durante años y años, mejor.

Pero ahora, los gorrioncillos necesitan de nuestra ayuda. Su población, en Europa, también en España, está disminuyendo rápidamente, y más en las zonas urbanas que en las rurales. Hay ciudades en las que han desaparecido del todo.

Las causas se están investigando. Parece ser que se está dando una conjunción de factores tales como la dificultad para encontrar alimentos sanos para ellos y lugares seguros donde nidificar, el ruido y la contaminación, los predadores como gatos y otras aves que aumentan su población…

Aunque por aquí creo que están bastante bien todavía, se me ocurrió ayudarles instalando en el patio de casa un comedero y dos en la terraza. Poco tardaron en descubrirlo, y ahora es una fiesta verlos entrar y salir, comer, juguetear, posarse sobre las plantas, volar, y oír su trino “menudo y reidor”, como decía Juan Ramón Jiménez.

Compro bolsas de comida para pájaros silvestres o alpiste, o ambas cosas y las mezclo. Es muy barato, y de paso que se comen lo que les pones limpian todo de pequeños insectos y otras "manjares" que descubren.

Todos los días me vacían los comederos dejando limpios hasta los alrededores. Y si les pones una bandeja con agua, se bañan regalándonos un espectáculo muy divertido; lo haré cuando pase el frío, no se me constipen.

El único problema son sus caquitas que hay que limpiar de vez en cuando, pero después de un mes largo ya, he comprobado dónde se concentran, y es muy fácil retirarlas. Es el pequeño precio que hay que pagar por tener pajarillos en casa, sin quitarles la libertad disfrutando de ellos. Y de paso colaborando a que esta especie tan nuestra, tan familiar, tan de toda la vida, siga entre nosotros.