Esta tarde
de sábado, tras la tormenta, puede invitar a la reflexión. Esta es mi reflexión
vespertina. Podría ser cualquier otra, pero es que leyendo...
Hace ya mucho tiempo que me preocupa, me inquieta y me da miedo, mucho miedo, la deriva de la política en España. Y en estos últimos tiempos mucho más, pandemia aparte. Porque esta larga tragedia colectiva no ha servido para que esta deriva se frenara o se recondujera, sino más bien parece que la ha acelerado. Y eso es lo que más me ha desconcertado.
Parece
que toda la actividad política, leyes, pactos, reformas, declaraciones, vaya a
encaminada a fomentar la división, el enfrentamiento, la crispación; a evitar
cualquier posible consenso. Incluso al desafío puro y duro.
Pero
¿por qué? Por ese camino no se avanza, no se llega nunca a buen puerto para la inmensa mayoría de la gente. Y eso
lo saben los que crean estas situaciones; nos lo dice la historia y el sentido
común. ¿Por qué lo están haciendo?
Y mira
por dónde, leyendo la encíclica del Papa he encontrado la respuesta. Y
conociéndola me ha dado más miedo todavía. En el punto quince dice:
La
mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y
suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de
algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de
exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el
derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de
ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad,
sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la
prepotencia del más fuerte. La política ya no es así una discusión sana sobre
proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo
recetas inmediatistas de marketing que encuentran en la destrucción del otro el
recurso más eficaz. En este juego mezquino de las descalificaciones, el debate
es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación.
Más
claro no se puede hablar, y mejor no se puede describir la situación actual de
España. Quien así actúa, sea el Gobierno o partidos de la oposición, o ambos
simultáneamente, sí saben dónde van y por qué hacen lo que hacen; es una
estrategia para dominar y avanzar sin límites. Dominar a todos y avanzar sin
límites es totalitarismo, que sea del signo que sea, destruye al hombre, su
libertad y su dignidad.
Releed
el texto del Papa. Meditadlo. No tiene desperdicio. Compartidlo. Es una
luminosa denuncia de lo que aquí, y en otros muchos países del mundo está
sucediendo.
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