Forman
ya parte de nuestro paisaje. ¿Lo rompen? ¿Lo transforman? No sé. Lo que sé es
que queramos o no están ahí, y dicen que dan energía limpia y renovable. A mí,
personalmente me molestan, pero a veces crean panoramas muy especiales.
Recuerdo también los ecos secretos del silencio; la transparencia helada del vacío cristalino. Ese mundo se recoge en mí, más presente que el real, más vivo que la vida misma. Y me llena. Y me rodea. Y me protege.
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