FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 6 de octubre de 2017

¡Ay,ay,ay, pobre señora!


Estaba esperando en un supermercado a que me llegara el turno de pescadería cuando llamó mi atención alguien pequeñito que se movía velozmente  alrededor del expositor de congelados, derrapando en la curvas, como si le persiguiese el mismísimo Satanás.
Era un niño que, parece ser, quemaba sus energías sobrantes de este modo. Dio unas cuantas vueltas cuando, súbitamente y sin previo aviso, cambió de rumbo y se dirigió a la máquina expendedora de numeritos para los turnos  de carnicería, charcutería y demás secciones. Yo estaba cerca, pues acababa de coger uno para la pescadería y pude ver la escena. El niño llegó, miró y apretó a una velocidad de vértigo las cuatro teclas que allí había, con lo que empezaron a salir papelitos con numeritos de turno, papelitos que cogió y empezó a repartir al personal que más cerca tenía. A mí, sonriendo, me dio uno. Dijo, "toma, para ti". Yo le di las gracias, sin cogerlo, diciéndole que yo ya tenía. "Pues otro", me contestó, y en ese momento llegó una señora, su madre, que lo agarró por el hombro y con un evidente gesto de desesperación le dijo algo así como ¡Harta me tienes, harta! ¡Podrás estarte quieto un momento, por Dios; aunque sea un momento!
El chiquillo no opuso resistencia y se fue bien amarradito por su progenitora, que así lo mantuvo mientras les atendían.
Lo que más gracia me hizo de todo esto fue ver cómo otro niño, igual o algo mayor que él, contemplaba la escena, tranquilo, sosegado, con una leve sonrisa, como diciendo, ¡Ay Dios, mi hermano está como una cabra!
Y se fueron, el uno amarrado, ya haciendo esfuerzos por liberarse; el otro, andando tranquilamente junto a su madre.
Y yo, antes de pedir mis lubinitas para hacerlas a la brasa, me dije, ¡Ay, ay, ay, pobre señora! ¡Ay, ay, ay, pobre "seño"!

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