FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 19 de abril de 2018

La iglesia no se quemó.



Sucedió hace algún tiempo, en un lugar indeterminado. Y subrayo la indefinición espacio temporal de mi relato, indefinición debida a la falta de libertad de expresión en la que nos han acostumbrado a vivir; aunque yo no me acostumbro.
En una charla a alumnos de secundaria sobre cuestiones arqueológicas de una localidad, la/el ponente (para no dar pistas) en un momento determinado de su exposición, se lamentaba de toda la valiosa e interesante documentación que se perdió cuando se quemó la iglesia de dicha localidad.
Ganas me entraron de levantar la mano y decir, perdón, cuando quemaron la iglesia. O al menos cuando en la guerra quemaron la iglesia. Porque no se quemó por una vela mal apagada, por un cortocircuito o por combustión espontánea. La quemaron y todos sabemos quién.
Porque si hay memoria histórica la hay para todo y para todos. Una memoria histórica que trate de hacer justicia sólo para una parte no es memoria, es revancha, es venganza. Y eso no conduce a ninguna parte. A ninguna parte buena.
La injusticia que supone el que los vencedores de la guerra no reconocieran el honor y la grandeza de los vencidos durante largos años, no justifica en modo alguno el que ahora, que se supone que hay libertad, haya que pagar con la misma moneda, haya que devolver mal por mal. La ley del talión es inaceptable.
Y es lo que tenemos. Un insano y repugnante interés por dar la vuelta a la tortilla en un maniqueísmo simplón donde los que perdieron eran buenos sin tacha y los vencedores seres crueles y deleznables de los que hay que borrar toda huella. Esto es inadmisible desde una perspectiva moral, y peligroso desde lo político y lo social.
Trasmitir además a los más jóvenes este maniqueísmo es un crimen aborrecible porque supone perpetuar las dos Españas, y contaminar de un espíritu de rencor y venganza a las nuevas generaciones. Y esto hipoteca el futuro.
Si nuestros políticos hubieran respetado el espíritu de concordia de la transición, y nadie hubiera utilizado la herida de la guerra para sacar votos de ella, viviríamos otro momento mucho más deseable. Y esta/e individua/o habría podido decir" cuando en la guerra quemaron la iglesia" y no pasaría nada, porque todos tendríamos asumido que por ambas partes hubo grandezas y miserias. Y España sería hoy un país donde se respira libertad, que no lo es.
Urge una reconciliación nacional. Y desde luego tal como está planteada y aplicada la llamada memoria histórica no ayuda, pues más bien parece un patético ajuste de cuentas que falsea la historia como antes la falsearon los otros, los "malos sin remisión".
¡Qué lástima! ¡Qué pena! ¡Qué vergüenza! ¡Qué miedo!

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