Muy
grata me resulta esta tarde lluviosa y gris de otoño. La he esperado durante
mucho tiempo y con muchas ganas. El patio mojado, con sus plantas brillando en
la luz suave del día que se va envuelto en nubes y agua es, en este momento, un
delicioso remanso de paz.
Como
le decía Juan Ramón Jiménez a Platero, los días de lluvia, “Llueve. Hoy no
vamos al campo, es día de contemplaciones”. Sí, y yo contemplo, hacia dentro
de mí mismo, momentos de mi vida que gustan de tardes como estas para hacerse
presentes.
Recuerdo
con cariño y nostalgia, cuando en clase de lengua, allá en los benditos tiempos de
la EGB, muchas veces, las tardes de lluvia interrumpía lo programado y les
invitaba a mirar por la ventana y a escuchar ese poema de Machado titulado
Recuerdo infantil. Y les hablaba del poema, del poeta, de la lluvia…
Yo
recitaba, despacio, mirándolos a ellos, la lluvia en el cristal, el pueblo y la
montaña envueltos en brumas, el cielo gris. No leía, recitaba y gozaba el
momento. ¡Te lo sabes de memoria!, decían.
Ya
queda aquello muy lejos, pero fue hermoso, y recordarlo me gusta. Eran otros
tiempos, y aunque no quiero caer en la tentación de pensar que cualquier tiempo
pasado fue mejor, en educación sí digo con absoluta convicción que aquellos
tiempos sí fueron mejores.
Pues
por aquellos tiempos, por mis alumnos de entonces, por la poesía, por la
lluvia, a modo de brindis comparto en el blog, una vez más, el poema de Antonio
Machado, Recuerdo infantil.
Una
tarde parda y fría
de
invierno. Los colegiales
estudian.
Monotonía
de
lluvia tras los cristales.
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Es la
clase. En un cartel
se
representa a Caín
fugitivo,
y muerto Abel,
junto
a una mancha carmín.
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Con
timbre sonoro y hueco
truena
el maestro, un anciano
mal
vestido, enjuto y seco,
que
lleva un libro en la mano.
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Y todo
un coro infantil
va
cantando la lección:
«mil
veces ciento, cien mil;
mil
veces mil, un millón».
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Una
tarde parda y fría
de
invierno. Los colegiales
estudian.
Monotonía
de la
lluvia en los cristales.
Querido Jesús:
ResponderEliminarNo frecuento las redes sociales, más bien no me apetecen. Pero cuando el tiempo sobra y por casualidad te encuentro, te leo. Me gusta lo que escribes.
Un abrazo.
Gracias y disculpa que responda tan tarde a tu comentario. Es que se me olvida demasiadas veces ver los comentarios, y me da raiía porque parece que los desprecie, y no es así.
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