FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 27 de agosto de 2020

Como si hubiera visto a Satanás...


 

Hace algún tiempo,  estábamos Isabel y yo parados a un lado de la carretera del valle de Pineta, dentro del coche mirando un mapa, cuando alguien tocó la ventanilla y se alejó por eso de la distancia de seguridad, indicándonos que quería preguntarnos algo.

La bajamos y nos dijo si por allí se iba al parador de “La Pineta”. Nos sorprendió eso de “La Pineta”, porque nunca a nadie le he oído llamarlo así. También nos sorprendió la sudada que llevaba, los ojos algo desorbitados y la prisa que parecía tener.

Por todo lo visto y el atuendo que llevaba, dedujimos que iba corriendo por eso de correr (odio el palabro inglés, que me recuerda a los batracios, con el que se autodenominan los corredores) y que era la primera vez que andaba por allí.

El caso es que Isabel le dijo que sí, que siguiendo la carretera se llegaba al parador de “La Pineta", pero para nuestra sorpresa, sin darle casi tiempo a responderle, salió corriendo, como si hubiera visto al mismísimo Satanás en calzoncillos, (espantosa visión donde la haya) por un camino lateral que allí había y que desde luego no iba a donde él quería ir.

En fin, ¡qué le vamos a hacer! De todo hay en el mundo. Y me parece bien si el chico así se divierte. Lo que se me quedó en el pensamiento es que era el prototipo de individuo que corre también por los senderos, atajando a diestro y siniestro y reventándolos de mala manera.

Pero la culpa no la tiene él del todo. Estaba claro que era nuevo allí. No era ni montañés, ni montañero; era un deportista que probablemente no tiene ni la más remota idea de qué es la montaña y de cómo moverse por ella. Alguien se lo tendrá que decir. Pero nadie se lo dice.

En todo un Parque Nacional no hay ni un miserable letrero que indique que no hay que hacer atajos en los senderos, que los rompen, y además erosionan las laderas. No lo hay, no señor.

Culpa compartida. El uno por no ver más allá de lo que a él le divierte, siendo eso el único criterio de su conducta; y los otros, por una inadmisible dejación de funciones.

Mientras tanto, actividades nada sostenibles, gravemente lesivas para el medio natural que es la montaña, creciendo sin control. Y todos tan contentos.

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