He
comprado un aparato para matar mosquitos que me parece un artilugio del todo
impresentable. De hecho estoy muy arrepentido de habérmelo comprado, y he
decidido denunciar a la empresa que lo fabrica y a la tienda que me lo ha
vendido. Porque desde luego, parece mentira que a estas alturas aún estemos
así.
El
aparato en cuestión, una especie de silla eléctrica para insectos voladores,
tiene dos tubos cuya luz atrae a los bichos, y en su camino hacia ellos, los
electrocuta. Esto, ya de por sí es de mal gusto, porque recuerda a la pena de
muerte; como los conguitos al racismo.
Pero
claro, peor es echar insecticida, cosa ni ecológica, ni sostenible. Y la opción
de consensuar, a través del diálogo con el insecto, que viva su vida sin
molestarnos, me ha resultado inútil; y conste que lo he intentado.
Pero
todo esto no es el problema principal, no. El problema principal del infernal
artilugio es mucho más grave. Resulta que el fascista del fabricante ha
instalado un tubo azul y otro rosa, dando por supuesto que los bichos macho
acudirán al azul, y las bichas hembra, al rosa. Y eso es inadmisible,
vergonzoso, insultante, contrario a los vientos de libertad, igualdad,
inclusividad y gilipollez que recorren nuestra sociedad.
Lo que
yo no sé es si, en realidad, los bichos macho acuden al azul y las bichas
hembras al rosa, pues caen fritos al mismo depósito. Además, es posible que en
su mundo hayan superado ya esa perniciosa y artificial dicotomía entre lo
masculino y lo femenino, y vayan indistintamente a uno o a otro tubo a morir,
en cuyo caso podríamos concluir que la revolución feminista, en el mundo de los
insectos, ha triunfado plenamente.
¡Quién
sabe! Habría que hacer un estudio del asunto para dilucidar tal extremo, dotado con una buena subvención de fondos
europeos, porque si ellos, los insectos, ya lo han conseguido, serían un buen ejemplo
para nosotros y un argumento más para, en nombre de la libertad, la igualdad y la
fraternidad sexual, perseguir y cerrar empresas que fabriquen artículos sexistas
y tiendas que los vendan.
Se nota que ya te está "tocando" el confinamiento voñunatrio que estas padeciendo: ya hablas hasta con los mosquitos!
ResponderEliminarO es influencia de libro de Umberto Eco que estas leyendo?