FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 16 de agosto de 2020

Porque es áspera y fea...

Le tengo un cariño especial a las higueras. Por una parte porque tengo muy gratos recuerdos de mi infancia, cuando veraneaba en La Cañada, aquí cerquita, y bien temprano iba con mi abuelo Paco a coger y desayunar higos, a la sombra de una espléndida que teníamos en el chalet.

La luz nueva de la mañana jugueteando con ella, el olor, ese fuerte olor que me sigue gustando, al igual que los higos, el fresquito que hacía a esas horas… A la sombra de una higuera tengo algunos de los recuerdos más felices de mi infancia.

Pero también me gusta porque es un árbol gris, sin flor; con hojas bastas, de ramas quebradizas, y muy triste en invierno. Es algo así como la cenicienta de muchos jardines. Además tiene mala fama, absorbe toda el agua que hay a su alrededor, y ensucia el suelo atrayendo bichos que pican…

Pobre higuera. Hace poco, en una excursión cerca de aquí, pasé junto a unas higueras silvestres que en pleno verano seguían dando nuevas hojas. Y eran preciosas. Muy bonitas.

Pues bien, en honor a las higueras, comparto las fotos de esas hojas, y un poema muy bonito de la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou, también conocida como Juana de América, titulado La higuera.

 

Porque es áspera y fea,

porque todas sus ramas son grises,

yo le tengo piedad a la higuera.


En mi quinta hay cien árboles bellos:

ciruelos redondos,

limoneros rectos

y naranjos de brotes lustrosos.

 

En las primaveras,

todos ellos se cubren de flores

en torno a la higuera.

 

Y la pobre parece tan triste

con sus gajos torcidos que nunca

de apretados capullos se visten...

 

Por eso,

cada vez que yo paso a su lado,

digo, procurando

hacer dulce y alegre mi acento:

-es la higuera el más bello

de los árboles en el huerto.

 

Si ella escucha,

si comprende el idioma en que hablo,

¡qué dulzura tan honda hará nido

en su alma sensible de árbol!

 

y tal vez a la noche,

cuando el viento abanique su copa,

embriagada de gozo, le cuente:

-hoy a mí me dijeron hermosa-.





No hay comentarios:

Publicar un comentario