Lógico
me parece que el Gobierno esté abierto, como dice, a una evaluación
independiente de la gestión de la pandemia. ¡Faltaría más! Pero independiente,
¡eh!; ¡independiente!
También
me pareció lógico que, hace algunos días, un grupo de destacados científicos la
pidiera, y que luego, en cascada, importantes personalidades y asociaciones se
sumaran a la petición.
Porque
las cosas, en España, no han ido bien, y siguen sin ir bien. Y habrá que ver
por qué. Por el bien de todos.
Yo
también he pensado mucho en qué hemos hecho mal, y qué seguimos haciendo mal
para que estemos como estamos en pleno verano, y con el otoño aguardando, cada
vez más cerca, con todas sus armas: frío, lluvia, calefacciones, retorno a la
actividad escolar y laboral…
Asumiendo
el hecho de que una situación como esta es muy difícil de gestionar, veo varios
problemas que se podrían haber evitado y que se deberían evitar en adelante.
Esta es mi evaluación independiente.
En
primer lugar la falta de previsión. A principios de febrero escuché a Angela
Merkel decir que el 60 o 70% de los europeos se contagiarían, aunque la mayoría
serían asintomáticos o con síntomas leves. A finales de febrero, en Italia ya
estaban tomando medidas drásticas. Aquí, como si la cosa no fuera con nosotros.
En marzo hubo varias mascletás en Valencia, fiestas por toda España, partidos
de fútbol como si tal cosa, y aquella inoportuna manifestación feminista que
nadie tuvo huevos, perdonadme el palabro, de parar a tiempo.
En
segundo lugar, ante un enemigo tan peligroso y contundente como el virus, se
impone el ir todos a una. Hubo que decretar un estado de alarma que,
vergonzosamente, costó de mantener en el tiempo. La autonomía de las
autonomías, valga la redundancia, no ayuda a controlar una situación como esta,
por eso se anuló temporalmente, pero vueltos los reinos de taifas, por muy
coordinados que estén con el Gobierno Central, dudo mucho que se pueda ser
realmente eficaz ante el enemigo que nos acosa. A los hechos me remito.
En
tercer lugar, la corrupción ideológica, de la que en otras entradas he hablado,
tan peligrosa o más que la económica, nos está haciendo mucho daño, y
debilitando. Es inadmisible que cuando los dos grandes problemas que tenemos
son la salud pública y la economía, pilares del bienestar, se siga perdiendo el
tiempo con cuestiones como los independentismos o la república. Eso no toca
ahora. Eso es corrupción ideológica, porque antepone planteamientos harto
discutibles, puramente ideológicos, al bienestar real de la gente. Controlemos
la pandemia, reactivemos la economía, y ya hablaremos de estas cuestiones más
adelante; si de verdad le importan al personal.
En
cuarto lugar hay que reconocer que mucha gente lo está haciendo bien, pero
otros… Estoy harto de ver mascarillas por el cuello o por bajo de la nariz, a
jóvenes besándose y abrazándose cuando se encuentran. Todos los días se
localizan fiestas clandestinas, botellones, juergas… Y qué queréis que os diga;
palo y tentetieso. No veo una acción suficientemente contundente contra todos
los descerebrados que nos están rompiendo la vida. Y tampoco pasaría nada, si
tuviéramos un poco de paciencia, y evitáramos muchas de las reuniones
familiares y de amigos que tenemos. Yo soy el primero que las echo mucho,
muchísimo de menos, pero me aguanto en la medida que puedo. Por el bien de
todos.
En
quinto lugar, hay que reconocer que en determinados grupos sociales, por
cuestiones culturales y socioeconómicas, es más difícil mantener las mínimas
medidas de seguridad. Viviendas insalubres, hacinamiento, pobreza cuando no
miseria, nivel cultural ínfimo… Y ahí hay que actuar; detectar y actuar. Un
ejemplo muy claro lo hemos tenido con los temporeros del bajo Aragón y
Cataluña.
Y aún
hay más causas que explican lo que está pasando, pero creo que estas cinco son
importantes, y que si las hubiéramos atendido a tiempo y adecuadamente, otro
gallo cantaría.
Creo.
Lo que
sí tengo claro es que quien no lo ha hecho mal ha sido el personal sanitario.
Ellos han estado y están en el frente, mientras en la retaguardia hacen
botellón, y en el cuartel general se hacen “pajas mentales”, perdonad de nuevo
la expresión, con asuntos tan peregrinos como fuera de lugar en estos momentos.
Y así
nos va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario