Hoy ha
muerto en Brasil, a los 92 años, el obispo Pedro Casaldáliga. Conocido como el
obispo del pueblo, ha tenido una enorme importancia en la vida de la Iglesia,
por su compromiso social y su fidelidad a lo más genuino del mensaje del
Evangelio.
También
en mi propia vida, pues conocerlo y leer sus escritos en mi juventud, me ayudó
mucho y me orientó, junto a otros, en la búsqueda, nunca acabada, de la persona
de Jesús.
Comparto
hoy un breve y bonito texto de este hombre de Dios.
Yo me
atengo a lo dicho:
La
justicia,
a
pesar de la ley y la costumbre,
a
pesar del dinero y la limosna.
La
humildad,
para
ser yo, verdadero.
La
libertad,
para
ser hombre.
Y la
pobreza,
para
ser libre.
La fe,
cristiana,
para
andar de noche,
y,
sobre todo, para andar de día.
Y, en
todo caso, hermanos,
yo me
atengo a lo dicho:
¡la
Esperanza!
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