FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 28 de mayo de 2013

Ideas para educar. 3.7 Ignorar conductas no deseadas. Reforzar las deseadas.

Esto sí. Cuando haga el tonto, pasando, que es gerundio.


1.-CONOCER:
1.1 ¿Qué es realmente un niño?

2.-PREVENIR:
2.1 Desde la cuna.

3.-INTERVENIR:
3.1 Acuerdo total papá-mamá.
3.2 Control de la familia extensa.
3.3 Control de otros agentes educativos.
3.4 Coherencia en nosotros. Hacer lo que decimos.
3.5 Normas claras y concretas. Las precisas.
3.6 Hablar poco. “No comerle el coco”.
3.7 Ignorar conductas no deseadas. Reforzar las deseadas.
3.8 No mostrar que controla nuestro estado de ánimo.
3.9 No exigirle lo que no somos capaces de hacer nosotros.
3.10 Valorar si vale la pena “entrar en combate”.


            Si vuestro hijo de tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… años cuando llegarais un día a casa por la tarde, él solito dejara la mochila del “cole” en su sitio; merendara dejando la cocina limpia y aseada, él solito también; luego hiciera los deberes, ¡cómo no! él solito; después, al acabarlos, estuviera jugando a su aire y luego guardara los juguetes en su sitio; se duchara antes de cenar y el baño quedara bastante bien y finalmente cenara lo que le pusierais en la mesa sin más historias, vosotros ¿qué harías? Pensadlo en serio.
            Hay quien me dice, cuando hago este planteamiento, que llevar al niño corriendo al psiquiatra. Pero, bromas aparte, me contestáis, frecuentemente sonriendo: “mis cosas, haría mis cosas”. Porque es verdad que siempre hay mucho que hacer.
Y sonreís porque ya estáis captando el planteamiento, cayendo en la cuenta de que lo hacemos exactamente al revés de cómo deberíamos hacerlo. Y así nos va.
¡Claro!, si el niño deja la mochila donde se le antoja, nos da la murga para merendar, para hacer los deberes, para jugar, para ducharse y finalmente para cenar, porque hoy no quiero tortilla, estamos toda la tarde encima de él; aunque sea riñendo, pero encima de él.
¿Qué conclusión saca el niño? Si lo hago bien, como dicen que lo he de hacer, pasan de mí. Si lo hago mal, como dicen que no lo he de hacer, están toda la tarde encima de mí. Y como el niño, por encima de todo, lo que necesita es que estemos con él, como sea, aunque sea riñendo, pero con él, pues ya sabe el camino. No es rentable ser “nene güeno”.
Y es que, si nos paramos a pensar, estamos más tiempo regañando, corrigiendo, advirtiendo que disfrutando. Porque cuando están de buenas, como están bien, pasamos de ellos. Con lo que a la postre, no los disfrutamos, los padecemos.
Sí, aquí está uno de los errores más graves y frecuentes en la educación; un error de consecuencias demoledoras si lo repetimos día tras día.
Hay que ignorar radicalmente, rotundamente, las conductas no deseadas. El único límite, su propia seguridad física. Y ¡ojo!, ignorar es ignorar de verdad, aunque nos duela. No hablarle, no mirarle, no hacerle ningún caso, haga lo que haga, aunque nos ponga nerviosos, aunque haya gente mirando, aunque nos de mucha penita, aunque nos pida perdón. Porque somos nosotros los que decidimos cuándo ignoramos y cuándo dejamos de ignorar, no él por tierno y melodramático que se nos ponga.
Y otra cosa. Cuando dejemos de ignorarle, porque así lo decidimos, sin moralinas, sin reflexiones sobre lo ocurrido. Normalicemos la situación como si no hubiera pasado nada. Como hizo Fray Luís de León, en el siglo XVI, cuando tras cinco años de cárcel continuó su clase en la Universidad de Salamanca con el aquel ya famoso “como decíamos ayer”.
Mirad, el niño, incluso el adolescente, a su manera, lo que quiere, lo que necesita, como el aire y como el agua, es a sus padres, a sus papás. Es triste que desde muy pequeñitos descubran que es más fácil y rápido conseguir esto haciendo el tonto, dando la vara, siendo “nene malo”, que siendo “nene güeno”. Y como a estas edades, y para ciertas personas a cualquier edad, el fin justifica los medios, pues ya está. Ya la hemos liado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario