FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 20 de noviembre de 2015

No tendréis mi odio.

Hoy hace una semana, a estas horas...
Un ser humano, cualquier ser humano, es capaz de actuar del modo más vil, abyecto y repugnante que podamos imaginar, a la vista está, pero también es capaz de ser tan grande, de llegar tan alto, que justifica por sí solo y da sentido a la existencia del hombre sobre la tierra.
Antoine Leiris perdió a su mujer en los atentados de París del pasado viernes. La carta abierta a los terroristas, que ha publicado en su facebook, es un monumento a la dignidad del hombre, a la vida, a la libertad. Es, además, evangelio en estado puro.
Emotiva, desgarradora, son los adjetivos con los que se la ha calificado con más frecuencia. Y cierto que lo es. Yo no sería capaz de leerla en voz alta, en público, sin que se me quebrara la voz. Pero es mucho, muchísimo más que eso, es el camino, el único camino que tenemos para salir del infierno en el que estamos entrando.
No quiero yo hablar más. Deseo compartir y, si queréis, que compartáis las palabras de este hombre ante cuya inmensa grandeza de espíritu me inclino humildemente. ¡Que Dios le bendiga!

No tendréis mi odio. El viernes por la noche robasteis la vida de un ser excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero no obtendréis mi odio. No sé quiénes sois ni lo quiero saber, sois almas muertas. Si ese Dios por el que matáis nos ha hecho a su imagen, cada bala en el cuerpo de mi mujer habrá sido una herida en su corazón. No os haré este regalo de odiaros. Vosotros lo habéis buscado y sin embargo responder a vuestro odio con mi cólera sería ceder a la misma ignorancia que ha hecho de vosotros lo que sois. Vosotros queréis que yo tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con ojos desconfiados, que sacrifique mi libertad por la seguridad. Habéis perdido. El mismo jugador sigue jugando todavía.

La he visto esta mañana. Por fin, después de noches y de días de espera. Estaba tan hermosa como cuando se marchó el viernes por la noche, tan hermosa como cuando me enamoré perdidamente de ella hace más de 12 años. Por supuesto que estoy devastado por el dolor, os concedo esta pequeña victoria, pero esta durará poco. Yo sé que ella nos acompañará cada día y que nos reencontraremos en ese paraíso de las almas libres al cual no accederéis jamás.

Somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. No tengo más tiempo para dedicaros, debo reunirme con Melvil, que se despierta de su siesta. Tiene 17 meses apenas, va a tomar su merienda como todos los días, después vamos a jugar como todos los días, y toda su vida este niño os hará la ofensa de ser feliz y libre. No, tampoco tendréis su odio.

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